Hace años que se le apagó la luz y luchó contra la oscuridad con lo mejor que le ha dado la vida: el talento. Cuatrilingüe, fisioterapeuta y madre, Marta Arce acaba de colgarse el bronce en judo en la categoría de -63 kilos en los Juegos Paralímpicos de Londres dejando patente que los sueños, si los deseas con todas tus fuerzas, se hacen realidad.
Cree que el talento es "la capacidad de las personas para superarse". Así que, podemos afirmar que Marta Arce Payno (Valladolid, 27 de junio de 1977) suda talento cada vez que pone un pie en el tatami. Lo hace a pesar de haber nacido albina, lo que llevó aparejado una pérdida visual progresiva hasta el punto de que hoy compite absolutamente 'con las luces apagadas'.
Plata en Atenas 2004 y Pekín 2008, hoy ha sumado un bronce más a ese palmarés intachable de medallas mundiales y europeas. Los Juegos Paralímpicos de Londres para nuestras mujeres marchan a toda velocidad.
Vocación tardía
El caso de Marta no es como el de otros deportistas que, desde pequeños, se animan a apuntarse a algún tipo de disciplina. Ella comenzó a hacer deporte cuando llegó a Madrid a la universidad. Y se decantó por el judo porque su hermano mayor lo practicaba, por imitarle.
"En cuanto tuve ocasión empecé a entrenar en un polideportivo de Madrid con otros judokas con deficiencias visuales y me encantó. Los siguientes 4 años entrenaba casi a diario". Una vez cogido el ritmo de competición, su carrera fue meteórica, hasta alcanzar el cinturón negro tercer dan que hoy posee y que le hace ser una de las judokas ciegas más importantes del circuito internacional.
Marta consiguió su primera medalla en el primer intento, en el Campeonato de Europa Citá de Castelló. Allí consiguió un oro que siempre califica como "caído del cielo". Desde entonces no ha parado de coleccionar preseas y tiene claro que esta de Londres puede ser su última cita paralímpica, algo que no le preocupa porque, como leerán a continuación, tiene la vida muy bien encarrilada.
Mamá trilingüe
Quizás el logro más grande de Arce lo consiguiera hace aproximadamente tres años, cuando se convirtió en madre de un niño. Como no puede valerse por sí misma, buscó la ayuda en una vecina de Las Rozas (Madrid), donde reside, para que ejerciera de chófer: primera parada, la guardería; segunda, el gimnasio.
Marta, además, es Fisioterapeuta por la Universidad Autónoma de Madrid y habla, además del castellano puro vallisoletano, inglés, italiano y japonés. O lo que es lo mismo, es el vivo ejemplo de que con ilusión y esfuerzo las metas se van acercando poco a poco.
¿Se creen que eso es todo? No. Saca tiempo para su pequeño, para entrenar y ser la más grande, y, también, ejerce la fisioterapia en un centro de día de la Comunidad de Madrid.
Arce es lo que se dice una mujer todoterreno de la que muchos tendríamos que aprender.