Adavas León: "Deberían impartirse programas especializados en prevenir los abusos sexuales desde Educación Infantil"

Esta asociación, pionera en la atención jurídica y psicológica a víctimas de violencia sexual, aboga por reforzar la formación y sensibilización. Su informe de 2017 refleja que el 87% de agresores eran personas conocidas por la víctima.
14/05/2019

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ADAVAS León es una de las asociaciones pioneras y referentes en España en la atención a víctimas de violencia sexual. Nació en 1991 “ante la indefensión y el olvido en que se encontraban las víctimas de agresiones sexuales”. ¿Es distinta la situación ahora, 28 años después? ¿Se han reforzado los protocolos de actuación?

Ana G.A.

Solo el año pasado, las agresiones sexuales con penetración cometidas en España aumentaron un 22,7%. En total, se produjeron 1.702 frente a los 1.387 de 2017, según el balance del Ministerio del Interior. Supone algo más de cuatro violaciones cada día, aunque las voces expertas alertan de que estos datos representan la punta del iceberg de una realidad que sigue silenciada.

Nos dirigimos a León para charlar con Sagra Pérez, coordinadora de ADAVAS León, en el marco del ciclo de entrevistas Doy la cara contra la discriminación. 

Como nos recuerda, a inicios de los años 90 se produjo un caso muy mediático, el del Violador del chándalacusado de 11 agresiones sexuales, cuatro violaciones y siete tentativas en Asturias y León. Cuando lo detuvieron, la asociación Flora Tristán ejerció la acusación particular de una de las víctimas. "Ahí se dieron cuenta de cómo se estaba abordando la violencia sexual, sobre todo la escasa atención a las víctimas por parte de las diferentes administraciones públicas y decidieron crear una asociación específica, como ya había en otras pocas ciudades de España: la Asociación de Asistencia a Mujeres Violadas de Castilla y León, actual ADAVAS". La entidad está integrada en la Federación para la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres y la Infancia de Castilla y León (FEVIMI). 

La asistencia ofrecida hasta el año 2001 estaba limitada a víctimas de violencia sexual; a partir de ese año, y ante la creciente demanda de ayuda, se comenzó a trabajar en la atención a mujeres que habían sufrido malos tratos por parte de su pareja o expareja. 

¿Qué solicita Adavas León? Que la violencia sexual cuente con sus propios protocolos de actuación y no que no se incluyan como meros apéndices de pocas páginas dentro de los protocolos contra la violencia de género. "Prácticamente hay uno por ciudad, provincia o comunidad autónoma", señala la coordinadora. 

 

Asesoramiento y asistencia a más de 80.000 personas

La entidad desarrolla dos principales líneas de actuación:

  • Asistencia e información gratuita y jurídica a víctimas de violencia sexual o malos tratos. 
  • Prevención y sensibilización a través de talleres y charlas. 

A su juicio, "se está fallando en la sensibilización y formación para prevenir estas violencias. Faltan recursos", destaca. El año pasado impartieron más de doscientos talleres en la provincia, en centros educativos de enseñanza primaria y secundaria. 

Las estadísticas avalan su trayectoria. Desde 1991, se han contabilizado: 

  • Consultas sobre violencia sexual: 1.817.
  • Consultas sobre malos tratos: 3.712.
  • Juicios de violencia sexual: 159.
  • Juicios de malos tratos: 206.
  • Terapias psicológicas v. sexual.
  • Terapias psicológica malos tratos.
  • Cursos de formación, talleres.. para personas adultas: nº de asistentes 33.414.
  • Prevención/número de menores que han asistido a los talleres y cursos: 42.299.

Se ha prestado apoyo no solo a las mujeres o menores víctimas, también a sus familiares. Es mucho trabajo. “En violencia sexual hay casos, a nivel judicial, del año 2010 aun sin cerrar. A veces salen tres y cuatro años después de la denuncia", aclara Pérez. 

Desde la asociación se ejerce la acusación particular, lo que supone llevar todo el procedimiento y tener recursos en el Tribunal Supremo. Cada caso es diferente, insisten.

 

Cómo funciona el servicio de asistencia

"En violencia sexual hay cinco grandes grupos de víctimas a las que atendemos: víctimas menores de edad -con sospecha de que pueda haber un abuso sexual-,  víctimas menores que han puesto una denuncia, víctimas adultas -mujeres que han sufrido una agresión puntual-, mujeres que han sido víctimas de agresiones sexuales en la infancia y no lo han denunciado y, por último, mujeres que han sido víctimas de una agresión y no lo han denunciado ni lo quieren denunciar", aclara Pérez.

El servicio de asistencia a víctimas es el principal objetivo de la asociación; se concreta en la ayuda inmediata a las víctimas desde el momento en que se ponen en contacto con la misma, hasta si fuera necesario el acompañamiento a poner la denuncia. Después de este contacto inicial, la víctima continuará con asistencia y tratamiento psicológico hasta su total recuperación. Esta asistencia se ofrece también a sus familiares o personas cercanas que puedan influir en su recuperación. De forma paralela las abogadas, en los casos en los que existe denuncia, inician los trámites legales necesarios para presentarse como acusación particular en el procedimiento.

El abordaje es diferente de unos casos a otros. "Hay veces que solo quieren asistencia psicológica; por ejemplo, las víctimas de abusos en la infancia", subraya. En malos tratos, añade, han organizado en muchas ocasiones terapias de grupo porque era posible formar grupos homogéneos. En violencia sexual nunca alcanzaban el número suficiente de víctimas homogéneas, pero la situación ha cambiado. Ahora sí ocurre y el grupo lo conforman un grupo de chicas adolescentes.

¿A qué atribuyes el aumento de los casos de violencia sexual?

- No sé si ha aumentado, si antes no se sabía y ahora se sabe… Tengo la sensación de que ahora se está denunciando más porque se está visibilizando la violencia sexual y hay menos miedo y vergüenza. Las mujeres que llegan aquí con 40, 50 y 60 años, sufrieron agresiones en la infancia y algunas lo contaron, pero no las creyeron. El agresor era su abuelo, su padre, su hermano… Ahora sigue habiendo casos de este tipo y dar el paso de denunciar a alguien conocido sigue siendo muy complejo.

Las estadísticas que elabora ADAVAS León reflejan que la mayoría de agresores son conocidos de la víctima, están en su círculo más próximo. El informe de 2017 refleja que apenas el 13% de agresores eran personas desconocidas. “Se suele pensar en el agresor como alguien desconocido que te asalta en la calle, de madrugada, y la dura realidad es que te pueden agredir a cualquier hora y en cualquier sitio”.

En el caso de las víctimas menores de edad, si sus padres o tutores no pusieron la denuncia cuando sucedieron los hechos, pueden denunciar ellas mismas una vez que alcanzan la mayoría de edad. Estos delitos prescriben, es decir, hay un plazo desde que han cumplido los 18 años, que varía dependiendo del tipo de delito. 

Uno de los principales cambios que contempla el anteproyecto de Ley Orgánica para la Protección Integral de la Infancia y la Adolescencia frente a la Violencia es que el plazo comience a correr cuando la víctima cumpla 30 años, y no 18, como sucede ahora. La medida responde a una de las principales peticiones de las víctimas de delitos sexuales. En la actualidad, los delitos prescriben como media entre 5 y 15 años después dependiendo de su gravedad. De este modo, si una víctima no denuncia antes de los 33 años, el delito queda impune.

Por desgracia, es frecuente. Pérez nos recuerda el caso de una mujer víctima de agresiones por parte de su padre cuando tenía siete u ocho años. Lo contó, pero nadie la creyó. Ahora tiene más de 40 años y en una comida familiar salieron a la luz las agresiones. Descubrió, además, que no había sido la única víctima. Otras cuatro mujeres de su familia habían sido víctimas del mismo agresor. Un familiar las animó a denunciar y fueron a la Guardia Civil. Esta intentó buscar algo que no hubiera prescrito, pero fue en vano. 

Adavas León insta a que se publiquen estudios que revelen qué ocurre cuando se denuncia años después de la agresión y cómo finalizan esos casos en los juzgados. Lo cierto es que falta información y estadísticas. En su web recogen datos estremecedores que señalan que estos delitos afectarían a una de cada cuatro niñas y uno de cada diez niños.  

Hay muy poca educación sexual en las familias...

- Deberían impartirse programas de prevención de abusos sexuales desde Educación Infantil. Nosotras lo hacemos en colegios y tienen muy buena aceptación porque son programas adaptados para menores, pero solo los impartimos donde nos llaman. A esto se suma que muchas personas tienen mucho miedo a hablar de este tema. Abordarlo no quiere decir que se vaya a producir.

¿Cómo podemos detectar si se están produciendo abusos sexuales a menores?

Se puede producir una sintomatología amplia: cambios muy bruscos en su comportamiento sin explicación aparente, bajo rendimiento escolar, que no quieran ir a determinados sitios porque es ahí donde están sufriendo las agresiones, que tengan comportamientos infantilizados o muy sexualizados, que de repente conozcan muchas más cosas aunque ahora, con el consumo de pornografía online a partir de los 11 años… Se producen cambios a nivel emocional, aparte de físicos. A veces empiezan a hacerse pis, sufren insomnio, están muy distraídos…

Adavas León recomienda ofrecer una información clara y adecuada desde las edades más tempranas (3 o 4 años). Esta información recogería:

  • Anular el estereotipo de que el posible agresor es el hombre malo desconocido.
  • Enseñar a los menores a reconocer e informar de cualquier intento de agresión o abuso sexual, siempre remarcando que la culpa jamás es del menor.
  • Enseñar habilidades para enfrentar el intento de agresión, sugiriendo estrategias para librarse o salir de situaciones peligrosas.
  • Educar para que aprendan a quererse y valorarse, enseñando que tienen derechos: a controlar su cuerpo, a sentirse seguros, a que nadie les toque de una forma que les desagrade, a la privacidad de su cuerpo, a decir “no”.
  • Hacer hincapié en la idea de que siempre deben contar lo sucedido a cualquier persona enseguida. Explicar las formas en que normalmente tratarán de intimidares para que guarden secreto y por qué no hay que hacer caso de esa intimidación.
  • Los abusos sexuales en menores se mantienen mediante el SECRETO que el agresor induce en el/la menor. Por ello es importante mostrarles la diferencia entre SECRETO/SORPRESA, los secretos que se supone nunca hay que contar no son buenos, pero las sorpresas, que se contarán más tarde a alguien para darle una alegría, están bien.

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