La pena de prisión impuesta este viernes a dos tuiteros confirma al Reino Unido como uno de los países que trata con mayor dureza a los remitentes de mensajes abusivos, difamadores o que vierten amenazas contra otras personas. Los veinteañeros Isabella Sorley y John Nimmo han sido condenados respectivamente a doce y ocho semanas de cárcel por el acoso al que sometieron a dos mujeres a través de docenas de misivas en Twitter que incluían la amenaza de violación. Las víctimas, una destacada feminista y una diputada, fueron objeto de una intimidación “extrema” que les cambió completamente la vida, según el juez responsable de la sentencia.
“Muere, despreciable pedazo de mierda, la violación es sólo el último de tus problemas”, rezaba uno de los numerosos mensajes tuiteados por Sorley -graduada universitaria de 23 años y condenada anteriormente por comportamiento antisocial- a la activista Caroline Criado-Perez, conocida en el Reino Unido por su exitosa campaña para que los billetes bancarios incluyeran la imagen de mujeres de renombre. Lo consiguió, con el anuncio del Banco de Inglaterra de que incorporaría el rostro de la escritora Jane Austern en los billetes de 10 libras. Y ahí arrancó su pesadilla. Sorley y su colega Nimmo, un parado de 25 años, también dirigieron sus terribles misivas a la parlamentaria laborista Stella Creasy (“Las cosas que podría llegar a hacerte…”), otra de las participantes en la campaña feminista, quien aterrada reforzó la seguridad en su domicilio.
“El hecho de que fueran amenazas anónimas redundó en el miedo de las víctimas. No tenían modo de saber hasta qué punto sus autores eran peligrosos, si acababan de salir de la cárcel (lo que sugería Sorley en uno de los tuits), o cómo reconocerlos y evitarlos en caso de cruzarse con ellos”, subrayó el magistrado Howard Riddle que presidió el juicio en el tribunal de Westminster, al imponer las penas. Los dos acusados se habían declarado culpables del uso inapropiado de una red de comunicaciones.
El Reino Unido es uno de los países donde el tuteo está más extendido, junto con Estados Unidos, Japón y España. La firmeza de la policía y los fiscales a la hora de tratar los abusos de algunos trolls se ha traducido en los últimos tiempos en arrestos, multas y condenas. Hace un año y medio, un chico de 17 años fue detenido por la policía de Weymouth por sus tuits ofensivos sobre el padre del medallista olímpico Tom Dailey, que había fallecido recientemente. Le incautaron el ordenador y el teléfono, y fue objeto de una advertencia judicial por acoso, que figurará en su historial. A Joshua Cryer, de 21 años, se le sentenció a dos años de servicios comunitarios y 240 horas de trabajo no remunerado por sus mensajes racistas contra el futbolista retirado Stan Collymore. Coincidiendo en el tiempo, la justicia acabó anulando sin embargo la multa de 1.000 libras que había sido impuesta al usuario de un aeropuerto de Yorkshire tras haber tuiteado “una broma” sobre la voladura de esas instalaciones.
En el caso de Isabella Sorley John Nimmo, el juez ha tenido muy presente el daño psicológico infligido a sus dos víctimas: “Es difícil imaginar amenazas más extremas”, subrayó ayer. Riddle ha estipulado que los dos condenados cumplirán la mitad de sus respectivas penas bajo custodia policial, y deberán pagar cada uno una indemnización de 800 libras.