¿Cuáles son las principales causas de persecución por motivos de género?

Charlamos con Ana Soriano, autora de la guía didáctica de CEAR Madrid, y Elena Méndez, del área de incidencia y sensibilización de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), sobre cómo derribar estereotipos y prejuicios
26/11/2018

 

Abusos sexuales, mutilación genital femenina, crímenes de honor, esterilización y abortos forzados, persecución por orientación sexual o identidad de género, violencia machista, matrimonios forzados, feminicidios, quema de mujeres viudas, "violaciones correctivas" para lesbianas, transexuales y bisexuales, trata... Suma y sigue. Son las principales causas de persecución por motivos de género denunciadas por la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) en una campaña que busca, sobre todo, la implicación de los medios de comunicación para que visibilicen estas graves vulneraciones de derechos humanos.

"Al lanzar la campaña #RefugioPorGénero, desde CEAR Madrid detectamos un potencial muy interesante para el aula y decidimos publicar una Guía Didáctica enfocada a Secundaria, Bachillerato y Formación Profesional", señala Ana Soriano, autora de la guía. Charlamos con ella y con Elena Méndez, técnica de incidencia y sensibilización en los servicios centrales de CEAR, para conocer con más detalle las acciones de movilización social por la igualdad y en defensa del derecho de asilo, las últimas campañas de sensibilización y los estereotipos y prejuicios que dificultan que las personas refugiadas y migrantes puedan rehacer sus vidas. 

El objetivo es colocar al alumnado y profesorado ante el reto de informarse con rigor y entender la amplia variedad de factores que causan migraciones forzadas en todo el mundo más allá de las guerras o conflictos armados. Soriano, encargada también de impartir los talleres, nos explica cómo funcionan: 

"Esta guía surge desde la metodología de Educación para el Desarrollo. Nuestro propósito es, más que impartir talleres puntuales que no generan cambio social, que los centros hagan curriculares las propuestas de CEAR. Se puede hablar de personas refugiadas no solo en valores; también en Matemáticas o Inglés", apunta. Por lo general, se imparte un taller genérico y después se aborda con mayor profundidad una de las causas de persecución recogidas en la guía: mutilación genital, matrimonio forzado, activismo por los derechos de personas LGTBI, violencias en la pareja, transfobia y trata con fines de explotación sexual. 

Tras más de un año de trabajo en distintos centros educativos de Madrid, la experiencia es muy gratificante. Ana Soriano, que además es técnica de Educación para el Desarrollo en CEAR Madrid, nos comenta que suelen preparar una propuesta ad hoc para cada centro que solicita estos talleres de refugio por género, con contenidos adaptados a sus necesidades, y nos relata una experiencia reciente en el Centro de Formación Profesional Nelson, en la capital.

“Se ha convertido en un aliado maravilloso con el que estamos aprendiendo mucho”, confiesa. En uno de los grupos, cuando abordaron el marco general de este tipo de discriminación se dieron cuenta de que no entendían bien el concepto de género. "Había muchas resistencias, especialmente entre los chicos. Cuando escuchan esta palabra se ponen en alerta", indica Soriano. Optaron entonces por volver a trabajar las materias del primer taller pero de una manera mucho más coloquial y enfocada en positivo. "¿Qué ganáis vosotros, los chicos, con la igualdad de género? Y lo cotejaron con ¿qué ganan las mujeres? También formularon preguntas como ¿qué se espera de vosotros como chicos desde una óptica patriarcal? 

La técnica de Educación para el Desarrollo no oculta su satisfacción al contarnos otra experiencia de este mismo centro, especializado en nuevas tecnologías e informática: "Finalizamos con una experiencia de aprendizaje de servicio, donde el alumnado pudo tocar piel, conocer a personas migrantes y refugiadas".

¿En qué consistió? Muchas personas atendidas en CEAR se encuentran en búsqueda activa de empleo y, a veces, les cuesta utilizar un ordenador, abrir una cuenta de correo electrónico, acceder a los portales de empleo… Durante tres sesiones, los estudiantes del Nelson (la mayoría, chicos) apoyaron a las personas migrantes y refugiadas en esas tareas. "Se les rompieron todos los esquemas de género cuando trabajaron, por ejemplo, con una mujer argelina de 50 años que quería aprenderlo todo y que decía, enséñame qué es esto del Access", destaca. Son personas con las que habitualmente no tendrían relación y, sin embargo, de repente descubren que relacionarse con ellas es realmente sencillo y enriquecedor. CEAR trabajó todo el curso pasado con este centro, lo que les ha permitido conocer al alumnado y constatar el cambio. Desde el primer taller de género hasta el final del curso se ha producido "un cambio significativo".

CEAR imparte estos talleres fundamentalmente en los municipios donde cuentan con dispositivos de acogida. Suelen encontrarse en el cinturón sur: Leganés, Fuenlabrada, Getafe, Móstoles, Rivas y en los distritos de Carabanchel y Arganzuela.

 

Historias reales de persecución contadas por una persona aliada

Centrándonos en la persecución por género, dos son los colectivos especialmente afectados: las mujeres, por el hecho de serlo, y las personas LGTBI. "El activismo de hombres heterosexuales que piden la igualdad también puede suponer riesgo para ellos en muchos contextos", señalan.  

¿Sabías que la primera concesión de asilo a una víctima de trata con fines de explotación sexual en España no tuvo lugar hasta 2013? La víctima había solicitado protección internacional para intentar huir de las garras de la mafia que estaba traficando con su vida y explotando su cuerpo en Nigeria. El asilo le fue concedido a ella y a su hija de tres años, de quien estaba embarazada cuando llegó a nuestro país.

Lo cierto es que los motivos de persecución muchas veces son multicausales. “No hay una base de datos como tal de la persecución por género", precisa Elena Méndez. Cuando se ideó la campaña #RefugioPorGénero junto con Quepo, decidieron contar historias reales a través de una persona que conociese el caso de cerca. Como la de Mariana, que recibió una paliza porque su entorno no aceptó que se sintiera una mujer transexual; la madre de Aisha, que huyó para que ella no tuviera que pasar también por una mutilación genital; Andrei, que luchó para que la agresión de su pareja a manos de la policía no quedara impune; Fátima, a quien quisieron obligar a casarse con un hombre que no amaba; Lubna, que sufría agresiones verbales y físicas de su marido; o Abiona, que consiguió escapar de una red de trata.

"Hay aspectos muy duros que a las protagonistas les puede costar relatar en primera persona, además de que al público recibir testimonios tan brutales de la propia víctima puede generarle distancia emocional con ella en vez de empatía. Por ello, se optó por contar las historias de vida a través de un aliado o aliada de cada víctima que hubiese apoyado a la persona que huye por motivos de género en ese contexto", añade Méndez.

En la guía didáctica se optó por trabajar en positivo y asociar cada uno de los motivos de persecución a una causa ejemplar, como la de Asha Ismail, fundadora y presidenta de la ONG Save a Girl Save a Generation, desde donde lucha contra la mutilación genital femenina, una práctica que sufrió ella misma a los 5 años y que no deja de denunciar. Asha es refugiada y vive en España. 

"Queda mucho por hacer", afirma Ana Soriano. "Cuando exponemos estas situaciones en las aulas y preguntamos ¿os calláis?, los chicos suelen decir que sí, porque es un asunto privado". "Algunas chicas también", añade Elena Méndez. "Sigue muy vigente el machismo más rancio entre la juventud. Cada día intentamos deconstruirlo y apostar por otro tipo de convivencia", apunta Soriano.

 

Buena práctica por la convivencia en Madrid 

Ambas constatan que queda mucho por hacer, de trabajo pedagógico y de aprendizaje. CEAR ha abierto en Madrid un centro de acogida específico para mujeres solas y familias monoparentales donde se trabaja por la convivencia. Ana Soriano les propuso una práctica comunitaria en el Espacio de Igualdad María de Maeztu, donde un grupo de mujeres participan de forma permanente. Son “mujeres del barrio de toda la vida”. 

Durante tres sesiones, trabajaron con ellas en una actividad de historias de resiliencia y refugio. Hubo una primera toma de contacto en la que se abordaron las migraciones forzadas. Observaron que casi todas ellas tienen historias de migración en el árbol genealógico, o vividas en primera persona. En la segunda charla se habló, en positivo, de una experiencia de mutilación genital femenina (invitaron a Aisha Ismail) y, cuando Soriano les habló de las nuevas vecinas, organizaron la tercera sesión: una merienda. 

Muchas de estas mujeres han sufrido violencia sexual y otro tipo de abusos durante el tránsito, apunta Elena Méndez. Soriano añade que también algunos hombres han sido testigos forzados de violaciones sexuales muy graves a mujeres. Se sentían tremendamente impotentes y con una carga emocional muy fuerte. Hay muchas mujeres que han perdido la cuenta de las violaciones a lo largo de su travesía migratoria.

"¿Es lo mismo enfrentarse a la ruta de los Balcanes que estar en Libia a la espera de conseguir una plaza en una lancha para cruzar a Italia?", se plantea en la guía. A las causas de persecución por género se suman las vulneraciones de derechos humanos en estas rutas y la propia inclusión en los países de destino.  

Muchas personas migrantes son víctimas de falsos mitos y de estereotipos. Méndez trabaja en el área de sensibilización para cambiar las percepciones. Es el objetivo de la campaña Libérate de Prejuicios: 

 

Hace escasas semanas han presentado la campaña “Mételos en tu casa”. Junto al encarecimiento del precio de la vivienda y la falta de oferta pública que afronta el conjunto de la sociedad, a las personas refugiadas les resulta, además, muchas veces imposible cumplir los requisitos a la hora de alquilar (adelantos, contratos indefinidos, avales, etc.) y en ocasiones se enfrentan a los prejuicios y la discriminación por parte de propietarios e inmobiliarias.

¿Es racista la sociedad española?, planteamos. "Cuando consultas los datos del Eurobarómetro, España sale muy bien reflejada, como un país de acogida y con menos prejuicios en comparación con otros; sin embargo, cuando vas al terreno, al día a día, y llegamos a las situaciones de convivencia, afloran cosas que no se ven en el Eurobarómetro. España es un país con un racismo más sutil, menos explícito", señala Méndez. 

¿Irías a un vivir a un barrio con un porcentaje elevado de inmigración? ¿Querrías que tu hijo/hija tuviera una pareja migrante o refugiada? ¿Tendrías en tu empresa a una persona migrante o refugiada? ¿Qué tal te sentirías si tu supervisor fuera migrante o refugiado?

"Ahí aparece esa doble intervención de, por un lado, crear campañas de sensibilización de amplio alcance para la sociedad en general y, por otro, trabajar en el terreno local, en actividades concretas más relacionadas con la convivencia, como los talleres, porque dejan aflorar esa identidad social compartida: todos somos adolescentes, todas somos vecinas de Carabanchel, etc.", añade.

Otra de las campañas más exitosas en el ámbito de la convivencia intercultural es La familia de al lado (Bizilagunak), de CEAR Euskadi, en la que dos familias, una local y otra refugiada o migrante, se reúnen para compartir la comida. "Rompe con otro tópico y apuesta por un concepto más abierto de familia. Puede ser un grupo de amigos, una persona sola o una abuela que vive con su nieto. Supone reconocernos de igual a igual y eliminar barreras en este tipo de espacios informales".

¿Cómo podemos liberarnos de tantos prejuicios? Por dos vías. Una desde los datos objetivos para una deconstrucción exacta y concreta de informaciones que no son reales, de fake news o de bulos. Otra desde una vía que no es tanto racional como emocional. "Si las personas con las que estamos hablando tienen miedo no podemos obviarlo y debemos reconocer que está ahí, tal vez tengan una percepción de amenaza que es injustificada, pero está ahí. Si lo negamos, no avanzaremos", subraya Méndez.

¿Y qué ocurre con los ataques a través de las redes sociales? Entienden que en ellas se deshumaniza al otro, que es lo que ocurre con las personas migrantes, y se viven situaciones que no se darían en el cara a cara. Las claves para solucionar esto, apunta Ana Soriano, son datos objetivos, contrastar fuentes, argumentos en positivo y mucho cariño y paciencia para explicar que "no se trata de competir por recursos, que todos debemos ser titulares de derechos o que no debemos entender el proceso de convivencia desde un solo lado…". 

 

 

Este encuentro se enmarca en la sección Doy la cara contra la discriminación, programa subvencionado por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. 

 














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