Cuando lo que importan son las personas
Por Sara Ríos Soto
Presidenta de la comisión de Discapacidad
Todo comenzó cuando tuve que deliberar si mi futuro dependía de 0 y 1. No quiere decir que tuviera que elegir entre todo o nada, la mitad o un cuarto, no. Por circunstancias de la vida y el avance abismal que vivimos en la sociedad, mi carrera se encauzó hacia el mundo de la tecnología.
Mi mente se vio obligada a cambiar su forma de pensar: yo, alegre y dicharachera, tuve que adaptarme al lenguaje de un ordenador, cuadriculado y lleno de líneas de código. Pero no funcionó. Tras varios intentos fallidos de programación y juegos con números primos, fui consciente de que la programación no era mi vocación.
Lo confieso: en ningún momento fui capaz de empatizar con la máquina. No me sonreía, la miraba y no me respondía, intentaba razonar con ella y su única respuesta era siempre error.
Lo que verdaderamente llenaba mi vida eran las personas y sus circunstancias. No vayáis a pensar que fue algo repentino; tuve una gran disputa con mi “yo amigo”. Entonces me embarqué en un nuevo viaje. ¿El destino? La Pedagogía.
“Quién se atreva a enseñar nunca debe dejar de aprender”
Paulo Freiré, uno de los mejores pedagogos del siglo XX, siempre tuvo claro que si la sociedad avanzaba, la educación iría de su mano. No debemos olvidar que el docente enseña, pero también aprende, comparte y pone en práctica su conocimiento. Los profesionales de la educación somos guías de vuestro propio aprendizaje.
Enseñar. ¿Somos conscientes de la responsabilidad que un pedagogo, docente, familia o amigos tiene ante la educación de un niño?
Me refiero a un niño porque la educación comienza desde el día en que nacemos y llegamos a este mundo para crear vivencias y experiencias que nos marcarán para siempre.
Nunca llegué a imaginar que la tecnología volvería a cruzarse en mi camino. Así fue. Llega un momento en que los conocimientos se enlazan, los contenidos aportados por la tecnología se unen a la educación y, gracias a ese vínculo, podemos empezar a trabajar.
Atender a la diversidad es la clave para que esto funcione, llegar y acompañar a personas, sea cual sea su condición o lugar de procedencia. Hacer un mundo más accesible capaz de derribar barreras que nos impidan desarrollarnos como personas.
No debemos olvidar que la tecnología es una herramienta para mejorar el aprendizaje pero nunca debemos tomarla como sustituta de otros recursos y estrategias. La educación siempre debe mirar por y para las personas, atendiendo a sus necesidades y acompañándolas en la asimilación de los conocimientos.
La tecnología aplicada a la educación nos hace ser mejores profesionales, pero el pilar fundamental en educación es la huella que deja el profesorado en sus alumnos. Si de algo estoy segura, es de que las personas y sus circunstancias están a un nivel superior al de la tecnología.
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