Hoy entrevistamos a Nahikari Sánchez Herrero, criminóloga clínica, licenciada en la Universidad de Alicante, Máster en Seguridad, Doctoranda especializada en Violencia en la Pareja Adolescente y Nuevas Tecnologías y colaboradora de Mujeres en Igualdad Pamplona.
Actualmente trabaja como profesora de Criminología en la Universidad Oberta de Catalunya y en posgrados de Criminología en la Universidad Miguel Hernández de Elche (Centro CRIMINA).
Nahikari Sánchez Herrero ha publicado en revistas nacionales e internacionales. Desde 2005 es presidenta de la Asociación Profesional de Criminólogos de Navarra y, desde 2011, Secretaria General de la Federación de Asociaciones de Criminólogos de España (FACE). Además, ejerce su actividad profesional privada en In Dubio Consultoría & Formación (en los ámbitos de la Criminología, Psicología, Desarrollo Social, Salud y Justicia Penal).
"Nos preocupan las menores de edad que, siendo víctimas, no son conscientes de lo que les está ocurriendo. Son muchos los casos en que chicas y chicos no son conscientes de que están viviendo en un contexto violento, confundiendo estas conductas agresivas como parte natural de una relación sentimental de pareja", asegura Sánchez en esta entrevista.
Has analizado la violencia en las parejas adolescentes en el ciberespacio. ¿Cuáles son las características de tipo de violencia y qué las diferencia de las parejas adultas?
La violencia en la pareja adolescente y su presencia en el ciberespacio es un problema que cada vez preocupa más, tanto a profesores y padres como a la sociedad en general. Todavía son pocos los estudios que indiquen si son conductas OFF LINE que se trasladan al espacio ON LINE, o si son nuevas conductas violentas que han surgido de nuevos espacios. Esto hace que los programas de prevención, detección e intervención sean más complicados.
Justamente esta es la investigación que estoy llevando a cabo en mi tesis doctoral y por la que he recibido una ayuda de investigación de la Fundación Caja Navarra y UNED Pamplona. Es importante que podamos investigar para mejorar los programas y evitar que haya más víctimas.
Las características de la violencia en la pareja en el ciberespacio en adolescentes y en las parejas adultas son diferentes ya que también lo son las formas de uso de las herramientas, redes sociales... Los adolescentes han creado su identidad personal al mismo tiempo que su identidad digital, viven a través de las nuevas tecnologías, no solamente las usan. Así, vemos características determinadas como que, por ejemplo, en los adolescentes, la violencia es más bidireccional que en la edad adulta. Eso nos indican las investigaciones más recientes.
¿Disponemos de suficientes recursos para hacer frente a los casos de acoso y maltrato que se producen a través de las nuevas tecnologías? ¿Cuál es el perfil de las víctimas y de los agresores? ¿La clave está en la educación?
El primer paso para poder hacer frente a la violencia en el ciberespacio, como en otro tipo de contexto, es estudiar y analizar cuál es la realidad, con los menores sesgos posibles. Para eso es fundamental que las instituciones se comprometan a investigar y ayudar a la investigación de todos aquellos que trabajamos, día a día, por buscar que existan menos víctimas. De esta manera podremos mejorar los protocolos de detección, prevención e intervención, desde las familias hasta las escuelas. Las tres acciones resultan fundamentales para proteger a las víctimas y realizar un buen trabajo con los agresores, de forma que no se produzcan este tipo de conductas.
Así es imprescindible formar a padres/tutores y profesores para que puedan detectar lo antes posible la existencia de estos casos y, todavía lo es más, habilitar a criminólogos como profesionales especialistas en prevención y tratamiento, para que puedan llevar a cabo una intervención lo más eficaz y eficiente posible.
El porcentaje de chicas adolescentes que acuden a centros de atención para mujeres maltratadas aumenta cada año. Aunque la mayoría tienen entre 15 y 17 años, los puntos especializados llegan a recibir a niñas de 12 y 13 años. ¿Qué tipo de terapias hay que seguir en estos casos?
Efectivamente, cada vez son más las adolescentes que acuden a solicitar ayuda, pero nos preocupan las menores que, siendo víctimas, no son conscientes de lo que les está ocurriendo. Son muchos los casos que nos llegan en el que las chicas y los chicos no son conscientes de que están viviendo en un contexto violento, confundiendo estas conductas agresivas como parte “natural” de una relación sentimental de pareja.
En relación a la intervención, se lleva a cabo a través de un equipo multidisciplinar, en el que se realiza terapia cognitivo conductual para potenciar la autoestima y el autoconocimiento. Siempre que se pueda, se llevará a cabo una intervención con toda la familia y la escuela, analizando y observando el medio en el que están los menores. El fin último es poder atender a las necesidades de la víctima y actuar sobre las conductas violentas del agresor (sus necesidades criminógenas).
¿Hay en España suficientes programas para atender a estas adolescentes y trabajar en la detección temprana de la violencia de género?
En efecto, en España están potenciándose los programas de detección (formación), pero se está dejando de lado la correcta intervención y tratamiento y unos adecuados programas de prevención.
Desde In Dubio Consultoría & Formación llevamos a cabo diferentes cursos en los que mostramos a padres y profesores la mejor forma de intervenir y llevar a cabo programas de prevención que, siempre, han sido previamente evaluados en el tiempo y que, por lo tanto, tienen altos índices de eficacia y eficiencia.
Este mes de septiembre hemos llevado a cabo unos cursos dirigidos a profesores -formación totalmente gratuita- en Pamplona sobre prevención de bullying y ciberbullying en el que incluimos un módulo de intervención en Violencia en Pareja Adolescente, en el medio escolar.
Igualmente, en UNED Pamplona y enmarcado en los Cursos de Verano de las Universidades de Navarra, he dirigido un curso en el que hemos analizado el origen, las causas de estas conductas violentas y cómo abordar su tratamiento y mejorar su detección.
La forma más habitual de malos tratos entre jóvenes es el dominio psicológico: el control sobre la ropa, maquillaje, amistades... Y aquí, las nuevas tecnologías emergen como una nueva herramienta de vigilancia. ¿Cómo se puede trabajar para romper con este círculo?
Es fundamental que sean conscientes de que estos comportamientos no forman parte de una relación sentimental sana. Este aspecto es el que más nos preocupa, la normalización de estas conductas de control, acoso y humillación a través de redes sociales.
Con todo, finalmente, los programas de prevención pasan por educar en establecer relaciones de no violencia entre la pareja, ampliando esta no violencia a todos los ámbitos de la vida, ya que está relacionado el hecho de ser violento en un amplio espectro (amigos, compañeros, deportes, ocio… y pareja). Se trabaja con la gestión del enfado, empatía, autocontrol e impulsividad.
¿Qué se puede hacer para reducir el porcentaje de mujeres que retiran la denuncia interpuesta contra su agresor?
En primer lugar deberemos analizar por qué las mujeres retiran las denuncias o manifiestan su deseo de no seguir colaborando con el proceso. Es de máxima importancia que, tras la denuncia, las mujeres no sientan que están solas. Es un aspecto que verbalizan constantemente en los servicios de atención a víctimas.
Se les pide que denuncien y en muchos casos no se les explica de manera detallada qué supone esa denuncia, qué va a pasar después, cómo tienen que actuar, dónde ir… y es comprensible que este cambio tan fuerte para la vida de una persona dé vértigo.
Además, es muy importante que las mujeres sepan gestionar su propio riesgo, basándose en sus necesidades y su situación concreta. Ninguna mujer es igual a otra, por lo que la intervención con ellas tampoco debería serlo.
Señalas que es esencial respetar la voluntad de la víctima y enseñarle a gestionar su propio riesgo. Hay programas criminológicos de gestión del riesgo que están funcionando bien en otros países. ¿Dónde funcionan y en qué consisten?
Hay programas muy interesantes que se están llevando a cabo en otros países europeos y también en Estados Unidos y Canadá. Se trata de programas que ayudan en la mejora de la calidad de vida de las víctimas de violencia en la pareja, minimizando su revictimización. El DIARI es un ejemplo de estos instrumentos, elaborado por investigadores de Holanda y España, de gran calidad y con muy buenos resultados. Es necesario que estos programas sean evaluados de manera continua y se analice su eficacia y eficiencia para estar seguros de que se consigue aquello para lo que están diseñados.
El Gobierno ha apostado por las campañas de sensibilización en la lucha contra la violencia de género. ¿Qué enfoque deberían adoptar las campañas y dónde deberían difundirse?
La prevención basada en la sensibilización es fundamental para realizar una correcta detección temprana, pero es importante que se realice de manera que las víctimas puedan sentirse identificadas con las situaciones utilizadas en la campaña.
Siempre que nos acerquemos a las posibles víctimas, que podamos hablar y que nos sientan cercanos, va a ser positivo. Asociaciones de mujeres, de padres y madres, farmacias, comercios de barrio… es un excelente comienzo. Sin olvidar la mejora en la intervención ¿dónde pueden acudir estas mujeres una vez que se les ha detectado?, ¿son estos servicios y programas de calidad y están dotados de los medios suficientes para realizar un acompañamiento adecuado a las víctimas? De nada sirve poner en marcha campañas de detección si luego no hay medios de intervención y tratamiento adecuados para ello.
Los criminólogos estáis formados para trabajar en la valoración del riesgo en los hombres con conductas de maltrato (herramienta S.A.R.A.), ¿cómo funciona esta herramienta?
SARA es una herramienta de valoración del riesgo de violencia contra la pareja, diseñada por investigadores del British Columbia Institute of Family Violence y traducida y validada en España desde hace 10 años.
Está compuesta por una serie de factores cuya presencia hace que el riesgo de que la conducta violenta se produzca de nuevo, sea más elevada.
Si trabajamos para eliminar estos factores, haremos que el riesgo disminuya y que no se produzca una nueva conducta violenta. Igualmente, SARA nos arroja una estimación del “peligro” en el que se puede encontrar una víctima, pudiendo protegerla de la mejor forma posible.
Actualmente se está trabajando en potenciar factores de protección, aquellos que por su presencia hacen que el riesgo sea menor, ya que la eficacia de los programas basados en estos factores es mucho mejor. Es una de las líneas de investigación más potentes en Criminología Clínica en este momento.
Web Nahikari Sánchez