Tres mujeres referentes del ámbito de la abogacía, la psicología y el sinhogarismo (María Ángeles Jaime de Pablo, Fina Sanz y Laura López) participaron el 11 de diciembre en Madrid en el encuentro de trabajo Género y vulnerabilidad: relación e incidencia. Esta sesión, organizada por Mujeres en Igualdad en el programa del Centro Cosmi, fue moderada por la periodista, sexóloga y educadora Mada Alderete en el Centro Cultural Buero Vallejo de la capital.
Contextualicemos. ¿Cuándo se utilizó por primera vez el concepto de género?, planteó Alderete. Como categoría de análisis, el concepto “género” es utilizado en las ciencias sociales desde que el antropólogo John Money propusiera, en 1955, el término “rol de género” (gender role) para describir los comportamientos asignados socialmente a los hombres y a las mujeres. En 1968, en sus estudios sobre los trastornos de la identidad sexual, el psicólogo Robert Stoller definió la “identidad de género” (gender identity) y concluyó que ésta no es determinada por el sexo biológico, sino por el hecho de haber vivido desde el nacimiento las experiencias, ritos y costumbres atribuidos a cierto género.
Desde entonces ha sufrido numerosos cambios; de hecho, en estos momentos se encuentra inmerso en un nuevo proceso y no sabemos cómo evolucionará, precisó la moderadora. "Forma parte del proceso de construcción social", añadió.
A su juicio, hay un "riesgo real de retroceso". "Hemos avanzado mucho, pero ahora hay numerosos colectivos que lo están cuestionando y para alcanzar la equidad debemos seguir trabajando".
Según la Organización Mundial de la Salud, un 35% de las mujeres en el mundo han sufrido violencia física y/o sexual por parte de un compañero íntimo o violencia sexual por parte de otras personas (sin contar el acoso sexual) en un momento determinado de su vida. El 33% de las mujeres europeas mayores de 15 años ha sufrido violencia física o sexual en algún momento de su vida y sólo una de cada tres presentó una denuncia según el estudio realizado en 2014 por la Agencia de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea (FRA). Un informe del que se extrae otro dato preocupante: en Europa, una de cada 20 mujeres mayores de 15 años ha sido violada.
Mada Alderete recordó también el malestar que no tiene nombre y que Soledad Muguruza, presidenta y cofundadora de Mujeres para la Salud, denomina "depresión de género". ¿Qué es? "Aquel malestar que no tiene una causa biológica ni concreta, como puede ser la muerte de un ser querido, sino que se produce por la forma en la que las mujeres aprendemos a ser mujeres y socializamos con nuestro entorno y con nosotras mismas en una sociedad machista".
No se trata de caer en el victimismo, añadió, sino de adoptar un enfoque más positivo que nos abra puertas y nos permita intervenir. Aquí entran en juego las gafas violetas, es decir, la perspectiva de género, para trabajar mejor en esos dos tiempos de vulnerabilidad: el antes y el después (la reconstrucción de las mujeres).
Con esta perspectiva -subrayó la periodista- se reconocen las fortalezas de las mujeres, se nos da voz, se nos visibiliza y se reconoce nuestra capacidad para superar las dificultades. En definitiva, nos ponemos en el camino de la transformación.
"Ni la vulnerabilidad ni la discriminación por género han surgido de la nada y, por tanto, tampoco desaparecerán por arte de magia. Necesitamos trabajar de forma conjunta e imaginar un mundo mejor y más justo", concluyó. A continuación intervinieron:
María Ángeles Jaime de Pablo, presidenta de la Asociación de Mujeres Juristas Themis, una organización sin ánimo de lucro y de ámbito estatal de abogadas, procuradoras, magistradas y secretarias judiciales de España.
Nació en 1987 y su objetivo fundacional -apuntó- es la modificación de la norma y prácticas jurídicas discriminatorias hacia las mujeres para alcanzar la plena igualdad jurídica. Sus fundadoras detectaron que las mujeres no disfrutaban con la misma intensidad del derecho a la tutela judicial efectiva, "Las cuestiones de género quedaban postergadas", dijo.
Un ejemplo: la mutilación genital femenina. Vieron cómo debían insistir en que se trataba de una violación de los derechos humanos mientras que algunos sectores lo consideraban una práctica tradicional.
La asociación desarrolla numerosos programas, entre ellos uno de asistencia jurídica gratuita para las mujeres víctimas de violencia de género. Esta asistencia pueden solicitarla:
- mujeres víctimas de insultos, amenazas, coacciones, trato degradante, agresión o abuso sexual y/o quebrantamiento de la orden de alejamiento.
- mujeres agredidas físicamente por parte de su marido, exmarido, pareja o expareja.
También promueve la defensa especializada con perspectiva de género para que las víctimas de violencia sexual y las mujeres y niñas víctimas de trata queden protegidas jurídicamente y puedan iniciar la recuperación de sus vidas, asistiéndoles durante el procedimiento. Esta asistencia pueden solicitarla:
- mujeres y niñas víctimas de delitos contra la libertad e indemnidad sexual.
- mujeres y niñas víctimas de trata con fines de explotación sexual.
"La violencia de género tiene como causa e instrumento de perpetuación en el tiempo la discriminación por el hecho de ser mujer y la falta de igualdad efectiva en nuestra sociedad", afirmó. Los asesinatos de mujeres y los de sus hijos, "lo que más les duele", son la manifestación más trágica de esta violencia estructural frente a otras menos evidentes, que pueden estar o no recogidas específicamente como delito, que no son noticia y que continúan naturalizadas, cuando no legitimadas, por una parte de la sociedad, añadió.
Una mujer sigue teniendo más posibilidades de sufrir un ataque en el supuesto ámbito de paz del hogar que fuera de él, afirmó. Durante su intervención, María Ángeles Jaime de Pablo indicó las claves para pasar de la condición de víctima a la de superviviente e insistió en la persistencia de estereotipos que niegan el componente de género en la violencia machista.
La recomendación general número 33 sobre el acceso de las mujeres a la justicia de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) alerta de la perpetuación de estos falsos mitos en la Administración de Justicia, lo que resulta muy preocupante porque conduce a la revictimización. La presidenta de la Asociación de Mujeres Juristas Themis citó algunos de estos estereotipos: la violencia de género está sujeta a patologías/marginalidad o la mujer es responsable de no frenar a tiempo a su agresor. Respecto a las denuncias falsas, afirmó que las hay, "como en todos los ámbitos, pero representan un mínimo porcentaje".
Laura López, técnica de Fundación Rais.
Abordó las características del sinhogarismo femenino en España y destacó la escasez de trabajos y estudios sobre las mujeres sin hogar. Incluso la Estrategia 2015-2020 "no señala en ninguna línea el trabajo con mujeres".
Existe un importante desconocimiento sobre su realidad. El estudio realizado por Sonia Panadero Herrero "Sinhogarismo y salud en la mujer" (Universidad Complutense) permite visibilizarlas y conocer mejor su perfil. Según explicó Laura López, tienen un mayor nivel de estudios que los hombres, han entrado y salido en más ocasiones de la situación sin hogar, utilizan en mayor medida los recursos de alojamiento, mantienen un mayor contacto con la familia, presentan un mayor número de patologías crónicas y graves, menor consumo de alcohol y más problemas de salud mental.
Su edad media es de 45 años, el 60% están solteras y un 61% tiene hijos.
"Sufren una mayor vulnerabilidad", destacó la técnica de Rais y una triple invisibilidad por estar sin hogar, ser mujeres y por ser objeto de violencia de género. Sus itinerarios de exclusión están más ocultos y están más expuestas a las agresiones sexuales y físicas. "Un alto porcentaje de estas mujeres ha intentado suicidarse estando en la calle", añadió. Se estima que el 20% de las personas sin hogar son mujeres.
Fina Sanz es psicoterapeuta, sexóloga, pedagoga, docente, investigadora y formadora en España y Latinoamérica. Creadora de la Terapia de Reencuentro (TR), dirige el Instituto Terapia de Reencuentro (ITR).
Durante su exposición detalló su trabajo con mujeres colombianas víctimas de guerra, una metodología "que se puede aplicar a cualquier tipo de intervención". También ha trabajado con mujeres refugiadas.
¿Por dónde comienza? Por el dolor, con talleres de crisis y duelos. "Necesitan entender qué les pasa y cómo salir de allí. Todas vivimos situaciones laberínticas en nuestras vidas que comparten una estructura", señaló.
Lo importante -añadió- es buscar personas aliadas y crear vínculos de apoyo para transformarnos y aprender más sobre nosotras mismas. En los talleres de duelo se trabaja para despedirnos de lo que se ha acabado, se está acabando o nos gustaría que se acabase; en definitiva, se trata de cómo ser una persona resiliente.