Nahikari Sánchez Herrero es criminóloga, profesora e investigadora CRÍMINA-UMH y UOC, profesora tutora en UNED Pamplona y presidenta de la Asociación Profesional de Criminólogos de Navarra (APCN). En 2018 dirigió el curso Delitos de Odio: cuando ser diferente te puede hacer víctima en UNED Pamplona, una de las primeras iniciativas en España para abordar este fenómeno desde el ámbito académico y universitario.
Nos reunimos en Pamplona para analizar si existen modelos de prevención e intervención ante los delitos de odio, el perfil criminológico de las personas agresoras, sentencias o la influencia del Big Data y la Inteligencia Artificial para contrarrestar el hatespeech en el marco de nuestro programa Doy la cara contra la discriminación.
“Los delitos de odio siempre nos han interesado mucho. Particularmente, siempre he estado vinculada a la investigación de este tipo de delitos porque imparto formación en Crímina (Centro para el estudio y prevención de la delincuencia), adscrito a la Universidad Miguel Hernández de Elche y donde ya hemos llevado a cabo diversos estudios”, afirma. Fernando Miró, catedrático de Derecho Penal y director del centro, ha analizado los delitos de odio desde el ámbito de las redes sociales a raíz de diferentes atentados terroristas como los de Charlie Hebdo (7 de enero de 2015 en París).
¿Cuál fue el resultado de dicha investigación?
"Miedo en 140 caracteres: dos estudios en Twitter tras los ataques terroristas en la revista Charlie Hebdo y en la ciudad de Barcelona" son dos estudios, enmarcados dentro de un proyecto europeo, pioneros e innovadores en investigación criminológica, al combinar técnicas de Big Data con los análisis propios de la lingüística de las emociones aplicadas en Twitter.
En concreto, se analizó la incitación a la violencia y el discurso del odio en Internet a través del análisis de los tres hashtags más comentados en España: #CharlieHebdo, #JeSuisCharlie y #StopIslam, con lo que se obtuvo una muestra de 255.674 tweets, cifra que se redujo a 53.860 al descontar los retuits.
La comunicación violenta, con un 51,1% de los mensajes -70,8% si se tienen en cuenta los retuits-, así como las expresiones de mal gusto graves, 46,6%, caracterizaron el mayor número de mensajes en España. Para el análisis de la muestra se emplearon cinco criterios de inclusión alternativa referentes a insultos graves a personas o grupos, la referencia en positivo a la violencia ejercida sobre personas, la atribución a personas expresiones injuriosas y vejatorias graves, el desprecio o expresión de odio hacia determinados grupos y expresiones desagradables referidas a sucesos que causan grave dolor a algunas personas.
En este análisis se detectaron más de 4.800 tuits violentos y de odio. Además, se realizó un análisis individualizado de cada hashtag. #CharlieHebdo y #JeSuisCharlie registraron un mayor porcentaje de comunicación violenta y la etiqueta #StopIslam, de discurso de odio.
El objetivo principal del proyecto CiberHache de Crímina es obtener una imagen lo más cercana posible a la realidad de los fenómenos de incitación a la violencia y el discurso de odio en España. Otro es establecer un marco jurídico de respuesta a las diferentes formas de incitación a la violencia y al odio en Internet que sea respetuoso con el estado democrático de Derecho. El proyecto CiberHache considera el alcance real del fenómeno, las tipologías, los factores ambientales y los límites de la intervención jurídica.
“Es cierto que desde el ámbito académico no se está ofertando este tipo de formación y apostamos primero por investigar y, después, intentar formar a especialistas”, señala la criminóloga.
Crímina está participando ahora en el proyecto Pericles (Policy recommendation and improved communication tools fo law enforcement and security agencies preventing violent radicalisation) con el objetivo de desarrollar un enfoque integral para prevenir y combatir la radicalización violenta y el extremismo, especialmente a través de entornos digitales. Asimismo, ofrecerá avanzadas técnicas de contrapropaganda específicas para cada grupo objetivo. La estrategia integral de prevención propuesta desde Pericles se dirigirá tanto a las agencias de seguridad y justicia como a técnicos penitenciarios, trabajadores sociales, formadores e incluso familiares de las personas afectadas.
Nahikari Sánchez impartió en 2018 un curso especializado en la Universidad del País Vasco sobre delitos de odio (enfocado a profesionales) y otro en la UNED Pamplona, “un poco más abierto y enfocado a todo tipo de público (titulados y estudiantes de Derecho, Psicología, Criminología, Educación Social, Trabajo Social, Sociología, Antropología, Pedagogía y a todas las personas interesadas). Tuvo muchísimo éxito y una gran acogida también entre la sociedad en general, entre personas que querían saber qué son los delitos de odio”. El curso de la UPV tendrá una edición online para ampliar su difusión.
Esta es una cuestión muy importante y en la que incide Sánchez, en la definición de los delitos de odio. Oímos hablar con frecuencia de ellos en los medios de comunicación pero, ¿sabemos en realidad qué son? “Es fundamental definir qué es un delito de odio porque, ¿cómo vamos a prevenir aquello que desconocemos? Hay que aclarar si todo el mundo puede ser víctima o no de este tipo de delitos, en qué circunstancias… Es un tema muy complejo”, recalca.
Análisis de casos y sentencias
La metodología empleada para la obtención de datos referidos a delitos, en general, es muy diferente, “lo que genera muchos problemas”. Sánchez destaca el trabajo de profesionales como la investigadora y secretaria general de Fiadys, Meritxell Pérez Ramírez, quien analizó en el curso de UNED Pamplona el perfil criminológico y psicológico de las personas condenadas por delitos de odio.
Fiadys, entre otros proyectos, ha analizado los casos y sentencias en materia de racismo, discriminación racial, xenofobia y otras formas de intolerancia. ¿Qué destaca en su análisis? La limitación de las bases de datos oficiales de resoluciones judiciales, la información incompleta de algunas variables en los hechos probados o la diversidad de delitos y la multiplicidad de penas que puede imponerse a cada acusado/a en cada caso de odio.
Según recoge el estudio, la demora media o el tiempo medio transcurrido entre la comisión del hecho y la sentencia es de dos años. El factor de polarización más utilizado es el de expresiones o comentarios racistas o vejatorios (47%). En la mayoría de los casos hay un único acusado (64%), el 86% son mayores de edad, el 90% hombres y el 91% españoles. En cuanto a las víctimas, existe una amplia mayoría de hombres (66%) y la mayoría son extranjeros (61%).
¿Cómo hacemos para proteger la libertad de expresión sin dejar de proteger a las personas?
La criminóloga abordó en el curso de la UNED la xenofobia, islamofobia, homofobia y otras manifestaciones violentas.
“Cualquier persona puede verse agraviada por alguna circunstancia y sentirse víctima, pero no todo el mundo puede ser víctima de delitos de odio”, aclara. “Tienes que tener una especial protección por pertenecer a un grupo concreto. Por eso hay mucha confusión”.
- Una de las sesiones del curso era la Intervención ante los delitos de odio: prevención e intervención. ¿Existen programas en España?
Tendría que haber más y mejorados. Hay programas piloto que están comenzando a través de la investigación, pero no hay programas específicos para delitos de odio, algo que sí ocurre en el caso del bullying, violencia de género…
En este caso se hace de manera más transversal. En programas de valores o educativos se incluye algún apartado dentro de otros programas, pero nadie te habla, por ejemplo, de la aporofobia. Es muy necesario que existan programas concretos porque no se sabe muy bien de qué hablamos y luego llega la controversia entre delitos de odio, libertad de expresión… Existe mucha confusión. Hay muchas líneas muy difusas en cada uno de los colectivos. En el caso de los delitos de odio por ideología, ¿cómo hacemos para proteger la libertad de expresión sin dejar de proteger a las personas?”.
Durante el curso también se puso de manifiesto las pocas denuncias presentadas en España. “Algo ocurre, no sabemos si no hay una difusión adecuada, la sociedad desconoce en muchos casos que ha podido ser víctima de estos delitos de odio o que incluso puede llegar a convertirse en agresor/a. Hay muchas conductas que puedes creer que no están penadas y sí lo están”.
Los casos conocidos, apunta, son solo la punta del iceberg. Apuesta por iniciativas como cursos abiertos a la sociedad en general y no centrarnos solo en colectivos profesionales y en reforzar la protección a colectivos vulnerables, como las personas sin techo, que tienen menor capacidad de defensa y de reacción ante un ataque de este tipo.
- ¿Existe un perfil de agresor?
Es difícil, pero hay un perfil de agresor dependiendo, sobre todo, del tipo de colectivo atacado. No es lo mismo una islamofobia que una aporofobia. En este último caso, se trata de agresores muy jóvenes, adolescentes, que es lo que más asusta. ¿Cómo podemos prevenirlo desde los colegios?
- ¿Puede ayudar la inteligencia artificial?
Mucho, con algoritmos, por ejemplo. Nosotros los hemos utilizado para el análisis del Big Data, Internet, redes sociales… Ahí hemos podido obtener también otro tipo de perfiles muy diferentes. Fue muy interesante el proyecto de Crímina, viendo cómo la ciencia y la informática y este tipo de procesos pueden ayudarnos.
- Cada vez aumenta más el discurso de odio o hatespeech, ¿cómo podemos combatirlo?
Lo complicado es cómo lo frenas, la manera de cerrar esas cuentas de Twitter o Facebook, contrarrestar la gran actividad de tantos trolls, el anonimato… pero debemos destacar que se consigue, hay que tener claro que es posible identificar aquellas cuentas aunque sean anónimas. Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad están cada vez más formadas y disponen de más herramientas y mecanismos para poder aclarar estos casos. En Navarra tenemos unas oficinas que funcionan muy bien.
- ¿Tienes la percepción de que ha aumentado el ataque a mujeres en las redes sociales?
Sí, porque tenemos un perfil de victimización un poco más bajo. Somos más vulnerables o, al menos, los agresores creen que podemos ser inicialmente más vulnerables. Aumenta mucho el perfil de víctima mujer, relacionado también con la ideología. Es mayor el pico en este caso cuando se trata de víctimas mujeres.
- En España ha aumentado la islamofobia pero también la cristianofobia…
Efectivamente, y se empieza a hablar de ello cada vez más. Muchas personas creen que puede haber casos en Oriente Medio y otros países, pero no aquí. Está ocurriendo y hay casos graves que nos tienen que preocupar para poner en marcha también planes de prevención en este aspecto. Es importante sacarlo a la luz.
Últimamente, en Twitter, empiezo a ver cuentas particulares que empiezan a abordarlo, lo que ayuda a visibilizar el problema. Cualquiera puede ser víctima de un delito de odio, también siendo cristiano. Por eso es muy importante la divulgación y hablar de estos temas.
La experta destaca también los programas de ciberactivismo. “Te animan a ver qué características tiene que tener un delito de odio en redes sociales e internet y los cauces adecuados para poder denunciar”. Este movimiento existe gracias a iniciativas como la de Cibervoluntarios.
Sánchez dirigirá en breve varios cursos de verano en Uned Pamplona sobre otra cuestión de suma importancia: la violencia sexual. En cuanto a la violencia de género, está inmersa en otro proyecto: la creación del Observatorio de la violencia en la pareja joven y adolescente, que ya cuenta con una web www.considerateigual.es/ en la que trabajan profesionales de la Criminología, Psicología, Educación Social y Trabajo Social “con base en la evidencia científica”. “En ella también queremos hablar de delitos de odio. Ya estamos elaborando guías, cursos de formación…", precisa.
En estos momentos está analizando datos de control en la pareja y acoso continuado en la pareja adolescente. Como subrayan desde el observatorio, #SinRespetoNoHayAmor.
Ana G. Arias