Carmen Fúnez, presidenta de Mujeres en Igualdad, compartió sus ideas sobre evolución, igualdad y derechos humanos en la charla TEDX organizada por la Universidad Udima. La primera se celebró en Monterey, California, en 1984. Desde entonces, cientos de personas divulgan en distintos escenarios del planeta las ideas que les apasionan sobre ciencia, tecnología, diseño, arte, emociones... Estamos hablando de dar forma a nuestro futuro. ¿Sabes cómo las define el público que asiste a estas conferencias? Como “el mejor balneario del cerebro”.
La Universidad a Distancia de Madrid celebró el encuentro TEDx el pasado 17 de octubre con la temática #evolution. Fúnez compartió escenario con Ángel Asensio (presidente de la Cámara de Comercio de Madrid), María Luisa de Contes, directora de la Responsabilidad Social Corporativa y de la Fundación Renault para la Movilidad Sostenible; Elena Faba, presidenta del Círculo de Mujeres de Negocios; Eva Serrano, vicepresidenta de CEIM-CEOE, Grisel Garrido, vicepresidenta de ASEME; científicos como Javier Cabo, el doctor que trasplantó el primer corazón a un bebé en España; y Jesús Arenas, y expertos en innovación como Guillermo Rojo (atleta madrileño y entrenador de astronautas). Arancha de las Heras, presidenta de Udima; y Arturo de las Heras, presidente del Centro de Estudios Financieros, inauguraron la charla.
¿Cuál era la situación de partida de las mujeres?, ¿de dónde venimos?, planteó Carmen Fúnez en su exposición. Parece mentira, pero hasta hace poco, muy poco tiempo, era impensable que pudiéramos manifestar nuestras opiniones en un espacio público, en el ágora.
"Las mujeres no teníamos voz pública; se nos silenciaba. Nuestra presencia en todos los ámbitos de la sociedad no es sólo una evolución, es una auténtica revolución", destacó.
La Odisea, de Homero, es el primer ejemplo documentado de un hombre diciéndole a una mujer que se calle. Fue hace 3.000 años. "El relato estará al cuidado de los hombres", dijo Telémaco a Penélope, su madre. Y con el relato, suyo era el gobierno de la casa.
"La consecución de derechos y libertades no cae del cielo; es fruto del trabajo de muchas generaciones de mujeres y hombres", añadió. Hace un siglo aún no podíamos votar, pero ahora tenemos alcaldesas y presidentas de comunidades autónomas. Ahora bien, ¿hemos trasladado la evolución legal a la vida real y cotidiana de las mujeres?, formuló Carmen Fúnez.
Llenamos las aulas de los centros universitarios, obtenemos mejores calificaciones académicas y accedemos en igualdad de condiciones a un puesto de trabajo pero, ¿qué ocurre cuando queremos promocionar? ¿y cuándo nos quedamos embarazadas? No es un mito, la maternidad penaliza el desarrollo profesional de las mujeres en España.
"Es una injusticia que no podemos permitirnos como sociedad", afirmó. Por eso no debe extrañarnos, dijo, que muchas mujeres -en el ejercicio de su libertad- decidan no tener los hijos que les gustaría por no renunciar a su carrera profesional, "lo que supone condenar a España a ser uno de los países con la tasa de natalidad más baja de la Unión Europea, con consecuencias nefastas para nuestro futuro: solo el 33% de la población estará en edad de trabajar y en gran medida, deberán sostener económicamente nuestro Estado del Bienestar".
¿Qué defiende? No caer en la resignación de lo conseguido en materia de igualdad: "aún tenemos mucho que conseguir". A su juicio, Igualdad es racionalizar los horarios, es apostar por más centros de día para mayores y centros escolares para nuestros niños, es mejorar la productividad...
La presidenta de Mujeres en Igualdad no olvidó a las mujeres que no pueden disfrutar de estos derechos y oportunidades. ¿Qué vemos en otros países, no lejos de aquí? Que al menos 200 millones de mujeres y niñas han sufrido la mutilación genital, que más de 750 millones de mujeres se casaron siendo niñas, que un 35% de las mujeres de todo el mundo han sufrido violencia física y/o sexual...
"¿Podemos hablar de evolución en igualdad cuando hay millones de mujeres, no tan lejos de nosotros, que sufren vejaciones, violencia y no han oído jamás hablar de sus derechos?", señaló. La respuesta es no.
No hay nada más lejos del victimismo -añadió- que una mujer denuncie y levante su voz ante una desigualdad.
"No es victimismo. Es valentía. Es esperanza. Es libertad".
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