“La raíz de los delitos de odio por homofobia, transfobia o bifobia es el machismo”
14/10/2018
Patadas que derriban a la víctima al suelo, puñetazos en el ojo que te dejan inconsciente durante unos minutos, expulsiones de tu hogar al confesar a la familia que eres LGTB, agresiones sexuales a chicas lesbianas, acoso en el autobús, humillaciones en un vagón de metro o en estación de Cercanías, empujones, amenazas...
Es apenas un esbozo de la larga lista de ataques sufridos por el colectivo de lesbianas, gais, transexuales y bisexuales en la Comunidad de Madrid durante 2017. Así lo refleja el último informe sobre incidentes de Odio por LGTBfobia (2017) del Observatorio madrileño contra la LGTBfobia, cuyo trabajo en el campo de la detección y atención en delitos de odio es pionero, no solo en España, sino también a nivel europeo.
Su objetivo es, ya sea mediante la monitorización continua de redes sociales e Internet o bien mediante acuerdos con instituciones, ayuntamientos y sindicatos, monitorizar todo incidente de odio o por LGTBfobia que se registre en cualquiera de los 179 municipios de la Comunidad de Madrid. Lo creó la asociación Arcópoli en 2016 como una herramienta para acercar las víctimas a las instituciones, fomentar la denuncia y la coordinación.
Charlamos con Yago Blando, coordinador de Arcópoli; Laura Hernández, vocal de Cultura; y Emma Solano, secretaria general, para analizar cómo han aumentado los delitos de odio y, sin embargo, persiste la infradenuncia, cómo se contabilizan y cómo se puede combatir la intolerancia. “La resignación ante la discriminación o el delito de odio por ser LGTB es un concepto que hemos de abolir”, recalca el informe del Observatorio.
El acoso está muy presente, sobre todo en dos ámbitos: en el colegio, donde niñas y niños siguen sufriendo los insultos y amenazas por ser o parecer LGTB, y en el ámbito vecinal, donde se suceden las humillaciones.
El último informe de delitos de odio del ministerio de Interior (2016) recogió 230 incidentes por orientación/identidad sexual -de un total de 1.272-… Sin embargo, el informe de vuestro observatorio recoge 321 incidentes solo en Madrid (aumento del 34% respecto a 2016). ¿A qué se debe esta disparidad?
No tenemos muy claro cuáles son los criterios que sigue el Ministerio de Interior para registrar un caso porque no cuadran las cifras. Si se trata de casos denunciados ante la policía que hayan pasado cierto nivel de trámite legal o directamente solo se contabilizan las denuncias. Lo que sí hemos conseguido es que dejasen de mezclar delitos contra la libertad sexual con delitos por orientación sexual y de género, señala Yago Blando.
Nuestro informe recoge incidentes que pueden afectar al colectivo de lesbianas, gais, transexuales y bisexuales y que socavan nuestra dignidad, independientemente de que estén tipificados en el Código Penal, en una ley administrativa o no tengan sanción ni penal ni administrativa. Cimentan una base de discriminación.
Esta metodología es similar a la de la Unidad de Gestión de la Diversidad de la Policía Municipal de Madrid.Blando lo confirma: "Hablamos con la unidad casi una vez al día".
La infradenuncia es una realidad. ¿Qué porcentaje de delitos creéis que salen a la luz y se denuncian?
Creemos que solo se denuncian entre el 10 y 20% de los casos, que son la media europea.
¿Por qué no se da el paso? Por desconfianza en el sistema, porque creen que no servirá de nada, porque se quiere preservar la intimidad, porque no se reconocen como víctimas, porque no quieren iniciar un proceso judicial…
Es un conjunto de todos esos factores, y dependiendo de la persona pesarán más unos u otros, señala Laura Hernández. Por ejemplo, en el caso de personas trans, es mucho más complejo el proceso de denuncia porque muchas sufren violencia pero puede ser que no tengan papeles.
En el caso de las mujeres, tiene que ver también con el género. Se mezcla con otros tipos de violencia y, por lo tanto, no es tan detectable por la propia víctima como para llegar a hablar de ello y es muchísimo más sutil porque a lo mejor no se trata de una violencia física o verbal muy directa.
Existe una normalización de esa violencia, de los insultos y del trato discriminatorio, añade Emma Solano, secretaria general de Arcópoli. La mayoría de las víctimas no identifican la agresión y ni siquiera piensan que pueda tratarse de un delito.
Es importante recordar que el Observatorio realiza una labor de acompañamiento a lo largo de todo el proceso judicial, tanto psicológica como jurídica, para que las personas se animen a denunciar. La atención es completamente gratuita.
Nos interesa mucho registrar todos los datos, afirma Yago Blando. Si después la persona no quiere denunciar, está en su derecho, pero nos resulta muy útil conocer todos los incidentes.
Otra característica de la infradenuncia que afecta especialmente al colectivo LGTBI -sobre todo a chicos gays o bisexuales- es que se culpabilizan por la agresión...
Yago Blando- La agresión típica es chico solo o en pareja al que, por algún motivo, identifican como gay o bisexual, un grupo empieza a insultarlo y acaban agrediéndolo. Muchas veces nos indican: "Claro, ¿cómo se me ocurre ir de la mano con mi chico a esas horas por esa zona?", "claro, es que llevar esa camiseta rosa…". Sienten que provocaron la agresión y que, hasta cierto punto, se lo merecen por ser visibles en un sitio donde no correspondía.
Estamos hablando de Madrid. Si eso ocurre aquí, ¿qué pasa en un pequeño pueblo o en zonas rurales donde no existen estos recursos ni redes de apoyo?
Yago Blando- Directamente huyen a Madrid o son cero visibles. Siempre decimos que el repunte de casos que estamos viendo se debe a un efecto positivo. Madrid es una ciudad muy abierta y en la que nos mostramos como somos. Hay mucha menos homofobia pero hay más visibilidad, con lo cual es más fácil que te identifiquen como persona LGTBi y te agredan.
No solo llegan aquí o a Barcelona personas de toda España. También recibimos muchas consultas de personas de América Latina que quieren venir a España y solicitar asilo, pero es un proceso muy complejo.
Emma Solano pone el acento en otra cuestión fundamental: la mayoría de las víctimas -y también muchos agresores- son jóvenes. El colectivo más numeroso lo representaron menores de 18 años.
El antes y el después lo marca la aprobación de la ley de matrimonio homosexual, señala el coordinador de Arcópoli. Las personas que vivieron su adolescencia con esta ley crecieron viéndose iguales, imaginando una vida en pareja…
El problema es muchos agresores también son jóvenes. “Ocurre lo mismo en casos de racismo o de violencia de género. A nivel teórico hablamos de igualdad, pero en cuanto esas personas tienen que enfrentarse a la realidad, sale lo que realmente han aprendido. A veces es rechazo, ese bueno, que sean lesbianas pero en su casa. Algunas de las agresiones han sido envalentonadas por el alcohol.
Hace medio año se celebró un juicio, recuerda Yago, contra unos chicos que habian agredido a un chico gay y aportaron como prueba de que no eran homófobos unas fotografías en el desfile del Orgullo, con banderas y de fiesta. La jueza respondió: no demuestra que no seáis homófobos, sino que sois incongruentes.
Laura subraya, además, la influencia de los medios de comunicación, ya que pueden mostrar una imagen absolutamente negativa y estereotipada del colectivo.
A su juicio, contamos con una base cultural totalmente interiorizada de la que es muy difícil escapar y deconstruir. Aflora en este tipo de casos.
También aumenta el número de ataques a través de Internet y de las redes sociales. ¿Cómo responden las empresas de contenidos como Facebook o Twitter?
Yago Blando- En las redes sociales nos encontramos muy expuestos al odio. Hemos llegado a recibir amenazas de muerte. La respuesta de las empresas ha mejorado en cuanto a bloquear contenido y Twitter casi se ha pasado porque detecta determinadas expresiones y te bloquea la cuenta.
El problema es su escasa colaboración a la hora de identificar a las personas que se ocultan tras los perfiles. Se bloquean automáticamente los mensajes de odio, pero no te dicen esta persona es un chico que vive en Madrid…
Yago, Laura y Emma aspiran a que la sociedad deje de ver Twitter o Facebook como ese espacio en el que puedes sacar todo tu odio, tu racismo u homofobia y no pasa nada.
Emma Solano- Muchas personas no creen que el ciberacoso y las amenazas sean denunciables. Como no es una agresión física ni te han echado de un local…
Dentro del colectivo LGTBI, los gays han sufrido el 70% de los ataques, frente al 13% de lesbianas y 12% de transexuales. ¿se deben a que están más invisibilizadas?
Yago: En general, las mujeres y las personas trans denuncian menos en las asociaciones. Las personas trans sufren una barbaridad de ataques. Dicho por ellas, si tuvieran que denunciar todo lo que les ocurre, vivirían en comisaría. Eso las que son conscientes. Otras muchas no lo son y creen que el hecho de que te insulten o te escupan por la calle es normal. Han normalizado la violencia.
Dentro de la cultura machista, se entiende que hay que castigar mucho al hombre que no es hombre. Un homófobo, entre agredir a una pareja de hombres o a una pareja de mujeres, pegará a la primera. Es una traición al género.
Las agresiones que sufren ellos y ellas son distintas. En el caso de mujeres, suelen ser, sobre todo, acoso vecinal o en el entorno más cercano. En el de ellos, suele ser más un cruce por la calle y te agredo. Son entornos diferentes.
Emma. Es mucho más complicado que una agresión a una mujer o pareja de chicas acabe en agresión física. El tipo de violencia que sufrimos suele ser más violencia/agresión sexual.
El pan nuestro de cada día es que estés con tu novia o pareja mostrando afecto en público, sobre todo fuera del ambiente, y se inicie un acoso por parte de chicos de la discoteca. Además, entronca con la culpabilidad. Sientes que, si te das el segundo o tercer beso, te lo estás buscando. A las mujeres nos cuesta mucho denunciar porque tenemos asumida esa violencia.
En el caso de alguna agresión física a mujeres, lo más usual es que primero hayan intentado ligar con ellas y, cuando detectan una resistencia, se frustran y aparece la violencia. A través de la pornografía han aprendido que una pareja de chicas es para su disfrute.
¿Cómo se puede reforzar la visibilidad del colectivo de lesbianas?
Yago- Como asociación siempre intentamos visibilizar a las mujeres y al colectivo trans, pero los medios de comunicación, por ejemplo en el Orgullo, aunque haya 40.000 mujeres, pancartas y una carroza llamada 100 lesbianas visibles, siempre buscan la foto del cachas en calzoncillos.
Queremos que se muestre toda la diversidad del colectivo. Es una labor que va para largo. Es cierto que al final hay una invisibilización total de las mujeres.
Laura- La raíz de los delitos de odio por homofobia/transfobia o bifobia es el machismo. Todo está relacionado con el género.
En el caso de las personas trans, su vida es una agresión, dice Yago.
¿Existen políticas de diversidad en el ámbito empresarial?
Yago- Hay casos puntuales de determinadas empresas con políticas LGTB y también una red de empresarios por la diversidad y la inclusión (REDI), pero lo habitual es que no haya ningún tipo de visibilidad. Algunas multinacionales sí lo aplican en otros países, pero cuando llegan a España la pierden.
Emma- Uno de los mayores problemas de las personas trans es la elevada tasa de desempleo. Muchas veces, por circunstancias personales, hay abandono escolar, pero muchas otras personas tienen formación universitaria, masters, son ingenieras y no se las contrata porque su DNI no coincide con el aspecto de la persona solicitante de empleo.
¿En qué consiste vuestro protocolo pionero para mejorar la vida de las personas trans en la universidad?
Emma- Se trata de un protocolo muy sencillo que permite que las personas trans figuren en el expediente académico con su nombre y género sentidos, desde su ingreso en la universidad hasta la finalización de sus estudios, con independencia de la adecuación de otras estructuras administrativas. Se presentó la primavera pasada en la Universidad Complutense de Madrid.
El caso de países como Chechenia es extremadamente preocupantes. Muchas personas y sus familiares han tenido que huir, ¿conocéis algún caso?
Tenemos algunos casos de personas refugiadas en la asociación. Son de Irán y también mantenemos contacto con personas de Europa del Este.
Existe un gran contraste en cuanto al seguimiento de casos y atención en la UE...
Yago- En Inglaterra funciona el Observatorio True Vision. Es público y trabaja mucho con las asociaciones. Suele hablar de hasta 10.000/15.000 casos de agresiones al colectivo LGTBI. Los tomamos como referencia.
En Francia tenemos Sos Homophobie. Hemos llegado a las mismas conclusiones: resulta muy complicado iniciar un servicio de delitos de odio. Abrir esta oficina nos supuso muchísimo trabajo previo y conseguir, entre otras cosas, que las instituciones se lo creyesen.
El fenómeno de la visibilidad y de que se asocie a un aumento de incidentes de odio no es exclusivo de nuestro país ni de nuestra región. Tenemos el caso paradigmático de Francia. Cuando se produjo el debate y la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo, los incidentes de odio se duplicaron, o Chile.
Ana G.
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