Hay mujeres valientes, trabajadoras, capacitadas, con iniciativa a las que ni siquiera les detiene en sus trayectorias profesionales la gran dificultad que entraña adentrarse en territorios reservados exclusivamente para los hombres. Si esto se escribiera desde España, Colombia o Nueva Zelanda, seguramente habría quien ya hubiera tachado el texto de machista. Pero si se hace desde el Golfo Arábigo, donde en determinados países las mujeres encuentran no pocas dificultades para avanzar en igualdad de condiciones con los hombres, el camino que recorren españolas como Karolina María Kominowska, de 35 años, cobra un especial valor y una extraordinaria relevancia.
Karolina lleva dos años en Abu Dhabi, capital de Emiratos Árabes Unidos, y trabaja como business development manager para una importante empresa de Bahrein del sector de la construcción, Behzad Group. Es la segunda migración que le ha tocado en su vida. La primera fue 17 años atrás desde su Polonia natal hacia España. Ya hace mucho tiempo que logró la nacionalidad española. De hecho, se siente parte integrante de España, donde nació su hijo, tiene a parte de su familia y donde ha desarrollado una brillante carrera en varias empresas radicadas en Andalucía, fundamentalmente en las provincias de Córdoba y Málaga.
Pero como la crisis no perdona y ella no es de las que se quedan con los brazos cruzados, decidió apostar de nuevo por un territorio en el que al menos existen posibilidades laborales: Emiratos Árabes Unidos. Y aquí, una vez más, ha dado muestras de su capacidad para pelear en el terreno de la venta de materiales de construcción y de mobiliario. Y lo está consiguiendo pese a que cuando llega a pie de obra todos los hombres, porque allí no hay mujeres, se sorprenden de encontrarse frente a una señora rubia.
Lucha contra los prejuicios
Asegura que en un primer momento no las toman en serio. "Piensan que no estamos capacitadas para desarrollar nuestro trabajo y, aunque nos atienden amablemente, están convencidos de que no servimos". Sin embargo, mantiene que la situación cambia de forma radical en cuanto toman contacto con su quehacer y comprueban su eficacia. "Cuando alcanzas este punto no hay problema, al contrario, te ganas el respeto y la consideración de los clientes".
Y lo mismo dice la valenciana Alicia Zamit, que también lleva dos años en Emiratos y trabaja con Karolina como asistente en Behzad Group. "He comprobado personalmente como los 50 hombres de una obra dejaban de trabajar cuando me vieron entrar". Es más, no tiene problema en relatar que la primera intención de los arquitectos e ingenieros a los que se dirigen para hacer negocios, normalmente egipcios y libaneses, "es flirtear".
Hasta lo consideran normal si se tiene en cuenta que no conocen a otras mujeres que ocupen puestos similares al suyo. Son unas pioneras. Y para dejar claro que no les dan miedo los retos por complicados que sean, la tercera persona que trabaja en la sede de la compañía también es una mujer: la filipina Nikka Rivera, una comercial de 27 años. Y aún quieren ir más lejos de donde están: actualmente luchan por introducirse en Arabia Saudí. Pero eso son palabras mayores hablando de mujeres.
A pesar de todos estos inconvenientes les va muy bien y han colocado a Chateau Building Materials, sucursal de Behzad Group en Emiratos, en una buena posición en el mercado de la construcción. Una meta que tampoco se encuentra exenta de dificultad dado que ofrecen materiales de calidad que no siempre son bien recibidos. Asegura que aunque la imagen que se traslada al resto del mundo es distinta, "aquí hay muy poco dinero para pagar calidad y tampoco hay cultura de la calidad". Karolina explica esta situación con una frase que ha escuchado más de una vez: "prefiero el modelo chino". Resultado: numerosos edificios de esta parte del mundo no duran más de 30 años. Ellas, pese a los hombres, intentan cambiar la tendencia.