El cuento nació al calor del fuego, en la caverna. Se transmitió de forma oral, de generación en generación, y después de forma gráfica y escrita para explicar el mundo que nos rodea: nuestros sueños, nuestros anhelos y también nuestros temores. Mitos, leyendas, fábulas y cuentros han forjado nuestra infancia pero, ¿qué mensajes transmiten en la actualidad?, ¿se han adaptado a la sociedad del siglo XXI?
Este ha sido el objetivo del Observatorio de Investigación de ESERP Business School, que acaba de publicar el estudio Los cuentos infantiles y la transmisión de estereotipos: las creencias limitadoras. El caso de La Bella y La Bestia.
"Los cuentos son instrumentos que contribuyen a la socialización de género, en el sentido de que pueden transmitir a través de sus personajes estereotipos y prejuicios que refuerzan los comportamientos, roles y funciones asignadas socialmente a mujeres y hombres, y que en muchas ocasiones son discriminatorias", señala el equipo investigador: Mª Luisa Fanjul, Carmen Bermejo, Roberto Morales, Alejandro Barceló, José Rodríguez y Mª Jesús Cardete.
Este libro es la historia de una casualidad. Una noche, rastreando en LinkedIn, Mª Luisa Fanjul vio un concurso organizado por la UAM sobre investigación de género. La investigación se prolongó y se prolongó y las dos semanas previstas se convirtieron en más de dos meses de estudio. Fanjul y su equipo no llegaron a tiempo de presentarse al concurso de la Universidad Autónoma, pero fruto de ese arduo trabajo nació esta obra.
La investigación ha supuesto, en primer lugar, una ardua revisión documental. “Hemos sido muy estrictos con las fuentes consultadas”, señala Fanjul, doctora en Estrategia y Marketing. A su juicio, "determinadas creencias, transmitidas por personas que ejercen roles fundamentales, como el profesorado, se convierten en un futuro en límites autoimpuestos”.
“Ser la princesa o el príncipe se puede convertir en una carga”, destaca.
Junto a Carmen Bermejo, publicista y doctora en Comunicación Organizacional, ha analizado el papel de los cuentos tradicionales en la sociedad actual e indagado en muchas fuentes secundarias.
"El aprendizaje en edades tempranas está muy marcado por la familia y los colegios. Sobre esta premisa nos preguntamos si nuestro comportamiento en la vida adulta es libre o está limitado. La respuesta es obvia y muchas respuestas las encontramos en la literatura infantil", afirma Bermejo, quien también hace referencia a la influencia de micromachismos como “Los niños no lloran” o “eres el príncipe de la casa”.
La desigualdad de género en los cuentos viene estudiándose desde hace tiempo, sobre todo el rol femenino, con el fenómeno de Frozen, una adaptación de Disney del cuento de hadas "La Reina de las Nieves". "Es un intento por eliminar los estereotipos", señala Bermejo. Y dice “intento” porque se modifican las características del rol femenino y se le atribuyen cualidades como autoridad y liderazgo pero siguen estando presentes la búsqueda del amor romántico o la belleza femenina.
"La publicidad es un fiel reflejo de la sociedad. Si consideramos que los cuentos son instrumentos de valores y comunicación, también deberían ser un reflejo más fidedigno de la sociedad actual", subraya Bermejo.
En su opinión, nos encontramos a mitad de camino. "La educación en Igualdad es la única vía para quitar esas mochilas de estereotipos obsoletos a las generaciones futuras", afirma.
Alejandro Barceló ha realizado un análisis desde un punto de vista historiográfico (conceptos del bien y del mal, hombre/mujer, belleza...) y ha estudiado cómo se representa el cuento a través de las imágenes.
“La mujer está relegada a un segundo plano”, destaca. Junto al doctor Roberto Morales, ha sido el de encuadrar históricamente el cuento de La Bella y la Bestia. "No debemos de olvidar -señalan- que la narrativa de los cuentos tradicionales se tiene que enmarcar en una sociedad decimonónica en la que la imagen de la mujer no era igualitaria a la del hombre".
En este cuento se muestra la importancia de los matrimonios de conveniencia, práctica usual hasta hace relativamente poco, "aunque en algunas culturas fuera de Europa se siguen practicando, tema en el que gira todo el relato".
El cuento no critica esta acción, sino que "escenifica cómo tiene una mujer que hacer frente a un reto impuesto y aprender a vivir con esta decisión. A partir de entonces debe buscar en el interior de sus ancianos maridos, el ser bondadoso que se esconde tras la apariencia de Bestia. O que ellas mismas consigan esa transformación por medio de su amor".
Como destaca el profesor Roberto Morales, "ya había una versión mesopotámica de la historia. Ha mutado pero sigue contando lo mismo. Lo que dice realmente es “cásese con una bestia, aguante, y si lo cambia gracias al amor, mejor, pero aguante”.
Lo sorprendente, a su juicio, es que en los años 50 del pasado siglo Disney recuperara la historia y la pusiera de moda; que funcionara en una sociedad que nada tenía que ver con la pasada.
Cuando la factoría Disney estrenó su oscarizada versión animada en 1991, el guion se basó en el texto de De Beaumont, al igual que su versión de 2017. "La película busca inculcar la importancia de la amistad, del amor, del sacrificio y la lucha por los sueños tanto a niños como a adultos, pero alejado de uno de los pilares educativos actuales como es la igualdad social", afirman Morales y Barceló.
José Rodríguez, doctor en Ciencias de la Información, ha centrado su investigación en la importancia del relato. El cuento fue reescrito en Francia por Madame (Jeanne-Marie) LePrince de Beaumont (1756), una mujer que se dedicaba a la enseñanza.
"El cuento de Jeanne-Marie Leprince de Beaumont es uno de los mejores ejemplos del cambio temático y simbólico que se produce en los cuentos cuando éstos abandonan los argumentos hasta entonces tradicionales, como el hambre y el abandono infantil, para centrarse en la transmisión de los nuevos valores característicos del nuevo estamento social, la burguesía", afirma.
Las mujeres jugaron un papel muy importante en ese periodo. A su juicio, el relato es "una lección sobre cómo debe una mujer, una mujer burguesa, cómo debe afrontar un matrimonio concertado, un matrimonio con un hombre al que no conoce en ningún aspecto, ni público ni privado, más allá de su posición social".
Más peligrosa es la película al estar dirigida a un público infantil y vinculada al sector de entretenimiento/ocio. "El análisis devuelve mensajes más o menos explícitos que pueden conformar creencias limitantes en la infancia". El ideal de belleza que representa Bella, el ideal de belleza construido por Disney, está unido a su bondad, a su dulzura y a su sumisión. Se transmite la idea en la película de que "un hombre que ejerce la violencia machista puede ser transformado en un príncipe de intachable comportamiento por una mujer que sepa manejar su carácter". Por eso la película nunca llegó a ser aceptada por la crítica feminista...
Durante la presentación de la obra, el pasado 31 de mayo en Madrid, Mª Luisa Fanjul insistió en la idea de "educar en igualdad desde la diversidad".
"Queremos lanzar un SOS. Creemos que la adaptación educativa debe llevarse a cabo ya. Debemos adaptar los mensajes a la sociedad actual".
"No podemos seguir educando princesas o príncipes que después sientan frustración. Por el contrario, deben contar con herramientas que les permitan afrontar lo que supone crecer y madurar en el siglo XXI", destacó Fanjul.
"Somos el único animal que fabulamos, que nos mentimos. El cuento lo aplicamos a nuestra vida. Los cuentos te preparan para los retos que debemos afrontar en la vida", añadió Roberto Morales.