La Confederación LGBT Colegas trabaja en ocho comunidades autónomas y a través de 22 agrupaciones por la igualdad y los derechos de las lesbianas, gais, bisexuales y transexuales en España. Como indica una de las técnicas, "muchas personas siguen sufriendo agresiones y rechazo en el ámbito familiar". Son realidades de las que no se habla pero que organizaciones como Colegas ven a diario. "Si te echan de casa, ¿dónde vas?".
Es una de las cuestiones que abordamos en el encuentro mantenido con Francisco Ramírez, presidente de la confederación, en su sede madrileña dentro del ciclo de encuentros Doy la cara contra la discriminación. A lo largo de la entrevista nos detalla sus últimas campañas por la visibilidad LGBT en el deporte y la violencia intragénero, de la que tan poco se habla, y nos explica el funcionamiento de los servicios del área de salud, referente en nuestro país en prevención del VIH y otras ITS.
Colegas- Confederación Española LGBT nació hace 27 años en Córdoba con el objetivo de convertirse en referente de una manera distinta de entender la reivindicación LGBT, mucho más cercana a la realidad, ¿cómo es esta realidad?
Nuestra reivindicación es que ser LGBT no te diferencia de una forma específica y especial; es una característica más de la persona. Lo que queremos es llegar hasta los últimos rincones de España y normalizar la situación, que no tengamos que hacer que los jóvenes LGBT tengan que emigrar a las grandes ciudades como Madrid o Barcelona, ciudades donde pueden vivir más libremente su condición sexual.
La normalidad aún está lejos, aún dentro de las ciudades...
Sí, incluso dentro de la misma ciudad. No es lo mismo vivir en los barrios del centro que hacerlo en la periferia. La visibilidad en estos últimos sigue siendo muy complicada y todavía hay muchísimas actitudes intolerantes y discriminatorias.
Al igual que en el ámbito laboral. Solo el 40% de las personas LGTBI son visibles en su trabajo, según el informe 'La diversidad LGTBI en el contexto laboral en España' (consultora Mpatika).
Si, todavía hay mucho miedo de visibilizar la situación por si te trae consecuencias negativas. Obviamente, muchas personas que lo pueden esconder pero otras que no y, en este caso, sufren una serie de discriminaciones que no se pueden tolerar.
También depende de la profesión...
Sí, hay círculos muy complicados; por ejemplo, el ejército, donde hay muchas personas LGTB pero todavía encuentran muchísimas dificultades. Si te destacas y eres visible no vas a promocionar.
Colegas presta distintos servicios, como el de acogida e información, salud, asesoramiento legal o atención psicosocial y trabaja de forma activa por la prevención del VIH y otras enfermedades de transmisión sexual (ETS). Realiza una prueba rápida y gratuita del VIH para el público en general con resultados en apenas 20 minutos.
¿Desde cuándo prestáis este servicio y cuántas personas lo solicitan cada año?
Aquí es bienvenido todo el mundo, con independencia de su orientación sexual o identidad de género. El servicio se presta desde hace 10 años y hacemos cerca de 2.000 pruebas al año en Madrid. Somos la segunda entidad que más pruebas de VIH realiza en toda la Comunidad de Madrid.
La Comunidad de Madrid ha ampliado la vacunación del virus del papiloma humano (VPH) a otros grupos de riesgo, como hombres que tienen relaciones con otros varones hasta los 26 años; hombres y mujeres que ejercen la prostitución, también hasta los 26 años, y hombres y mujeres con infección por el VIH, igualmente hasta los 26 años.
Sí, era una de nuestras reivindicaciones. El hombre es el principal vector de contagio del papiloma humano y si no se le protege también, de poco sirve vacunar solamente a las chicas (en el primer trimestre de este año se han vacunado a 256 hombres, y 1.788 mujeres más bajo este nuevo sistema).
Los contagios de enfermedades de transmisión sexual no dejan de crecer. ¿Por qué la prevención que llegó a ser la norma es ahora una opción que a veces se deja de lado?
La verdad es que el colectivo LGBT es un poco paradójico en este tema de la prevención. Fuimos estigmatizados, al principio, cuando se comenzaba a hablar del VIH/sida, y fuimos señalados como uno de los pocos colectivos que lo contagiábamos. Se realizó durante años una gran labor de concienciación y sensibilización que permitió disminuir y frenar los niveles de infección. En los últimos años, sin embargo, esa conciencia se ha ido perdiendo debido a multitud de factores, entre ellos a que la medicación. Antes, tener VIH era una condena a muerte porque no había casi nada que lo parara, ahora hay unos medicamentos antiretrovirales que convierten a una persona con VIH en una persona con una enfermedad crónica.
Ahora hay muchísima (mal)información en Internet y persisten una serie de mitos y estereotipos que creíamos haber erradicado. La población ya no está tan concienciada y hay una serie de prácticas que lo promocionan, como el sexo anónimo y el fenómeno del chemsex, un término derivado de chemical sex, ("sexo químico", en inglés), que consiste en practicar sexo con drogas y que provoca que se anule la noción de protección.
Asesoráis legalmente a personas con VIH discriminadas en el contexto familiar, social, educativo y laboral. ¿Qué situaciones os encontráis?
Sí, lamentablemente aún hoy, tener VIH es un estigma para la sociedad española. Si una persona ya de por sí oculta su condición LGBT, el hecho de tener VIH hace que lo oculte de una forma aún mayor.
Ten en cuenta que hay que recoger la medicación una vez al mes y muchas veces hay horarios limitados, lo que supone que la persona afectada debe pedir permiso a la empresa y señalar el motivo por el que se ausenta para ir al hospital.
También visibilizáis las demandas de protección internacional en España por razón de la orientación sexual de las personas. ¿De qué países proceden los solicitantes de asilo y refugio LGBT?
Aunque la ley diga que considera la persecución por orientación sexual o identidad de género, después te encuentras con muchísimos impedimentos durante el procedimiento. No solo exigen que provengas de un país que penaliza la homosexualidad con grandes penas de cárcel o incluso con la muerte, tienes que ser tú quien demuestre de forma fehaciente que has sido perseguido por este motivo con documentos o noticias de prensa.
La mayoría de las personas que asesoramos son magrebíes y subsaharianas. La homosexualidad está penada en Marruecos con hasta tres años de prisión. Eso ocurre a apenas 11 km de la península. Queda muchísimo para avanzar en este aspecto, al igual que en igualdad de género.
Abordáis desde el principio la violencia intragénero, la gran olvidada. Existen estadísticas en Estados Unidos y Canadá pero no contamos con ningún tipo de estudio en España.
Efectivamente, aquí no se han hecho estudios concluyentes con un gran número poblacional de participación. La realidad además es que muchas personas no son conscientes de ser víctimas de violencia intragénero. Se tarda un tiempo en asumirlo, al iguald que ocurre con la violencia machista. Además, al no existir una ley de protección, las víctimas no se animan a denunciar o a reconocer la situación.
Las que sí denuncian ven cómo se catalogan estos casos como violencia doméstica. Creemos que se deberían distinguir para conocer el estado del fenómeno.
No existe una ley específica que proteja ni tampoco recursos asistenciales, psicosociales, psicológicos o legales o plazas de residencia temporal para las víctimas, que muchas veces tienen que abandonar el hogar. Es un tipo de violencia completamente invisibizada.
Afirmáis que, según las estadísticas de otros países, la violencia que se da en el seno de las parejas homosexuales sería igual o superior a la violencia de género.
Sí. Algunos países de Europa ya están empezando a elaborar estadísticas y cuentan con campañas informativas específicas, incluso por parte de la propia policía. Por ejemplo, en Reino Unido.
En Colegas empezamos a trabajar en este ámbito hace siete años pero no se ha avanzado nada. Hay que tener en cuenta que muchas personas no han salido del armario en su ámbito familiar y algunas parejas lo utilizan como chantaje. Es otra forma de violencia, el denominado outing, sacar a alguien del armario de forma forzosa. Uno de los miembros de la pareja, a modo de controlar y continuar con su rol de dominación, amenaza a su pareja con descubrir su condición sexual, ya sea a familiares, amigos o en el entorno laboral. El más típico: “si me dejas, les digo a todos que eres gay”.
En algunas ocasiones, el fenómeno de ataques homófobos o lesbófobos dentro de las parejas homosexuales se manifiesta a través de amenazas "no tendrás apoyo en ningún sitio" o "más te vale que te quedes conmigo”. También puede manifestarse a través de comentarios despectivos acerca de su aspecto físico y de la propia condición sexual.
Según la campaña de Colegas, es paradójico que entre personas homosexuales exista “homofobia”, lo que supone que, en ocasiones, el propio maltratador/a no acepta su condición homosexual y reprime sus sentimientos o aceptación a través de la denigración de su pareja, que le recuerda constantemente su orientación sexual. A veces se vale de que la víctima haya sufrido anteriormente, en su infancia o adolescencia, humillaciones, insultos, amenazas o ataques, llegando a interiorizar aún más que se merece ese trato, pues fuera de la relación la situación va a ser la misma. Existe otro tipo de amenaza en el ambiente de la violencia intragénero y es la de revelar que se padece VIH.
Otra de vuestras últimas campañas apuesta por la visibilidad LGBTI en el deporte, especialmente en el fútbol.
Es lamentable que en España hayamos avanzado tanto en algunos aspectos y en otros no se haya dado ningún paso, algo que sí ha ocurrido en otros países de nuestro entorno, como Reino Unido o Alemania, donde tanto las autoridades deportivas y las federaciones de fútbol se han implicado y han hecho campañas a este respecto.
Aquí no hemos obtenido ninguna respuesta de la Real Federación de Fútbol.
El clima de violencia y crispación contra las personas LGBTI en el deporte español es preocupante, asegura Colegas, sobre todo en el fútbol. Afirma que existe un gran tabú en el ámbito del fútbol profesional en España debido a la gran cantidad de dinero que mueve y a la autocensura de los propios jugadores. También al temor de los grandes equipos de fútbol a que les pase factura entre su hinchada.
¿Cómo es posible que aquí ningún futbolista profesional, ni en activo ni retirado, haya manifestado abiertamente ser homosexual?
En otros deportes sí se están dando pasos por la visibilidad y por la normalización, como el waterpolo, esgrima o el fútbol femenino...
Hay muchas jugadoras de fútbol abiertamente lesbianas. En este caso no existe la presión comercial que sí hay en el fútbol masculino. El Atlético de Madrid o el Vallecas cuenta con un grupos de aficionados LGTB, pero no ocurre lo mismo en el caso del Real Madrid. El año pasado montamos una exposición itinerante sobre esta campaña que se ha podido visitar en numerosas ciudades en centros juveniles y bibliotecas, con algunos referentes a nivel mundial. En España carecemos de referentes.
En julio de este año presentasteis una denuncia por delito de odio por motivos ideológicos después de que aparecieran pintadas en vuestra sede. ¿Qué ha ocurrido?
No ha ocurrido nada, absolutamente nada. Y eso que hay cámaras en la calle para ver quién ha podido realizar las pintadas.
Esta es una de las cuestiones que más contribuyen a la infradenuncia. Muchas personas dicen: denuncio y ¿ahora qué? ¿denuncio por denunciar? El mensaje es que hay que denunciar siempre, se consiga o no se consiga algo cuando seamos víctimas de actos intolerantes.
Nuestra principal labor es luchar contra esa infradenuncia y animar a la propia población LGBTI a que denuncie, que sea consciente de que quizá por la ley penal no se pueda obtener nada, pero a través de la Ley LGBT de la Comunidad de Madrid (Ley 3/2016, de 22 de julio, de Protección Integral contra la LGTBifobia y la Discriminación por Razón de Orientación e Identidad Sexual en la Comunidad de Madrid) sí hay sanciones administrativas para este tipo de comportamientos.
Colegas afirmó que las pintadas son consecuencia directa de su posicionamiento contra la "politización e ideologización extremas" de muchas organizaciones LGBTI+ y de la condena de los actos de "agresión verbal y física" en la manifestación del Orgullo en Madrid.
También hay mucha invisilidad con las mujeres lesbianas y bisexuales...
Sí, son víctimas de discriminación y muchas de ellas deciden ocultar su condición sexual. Faltan referentes, para eso organizamos una exposición con el objetivo de mostrar referentes de mujeres lesbianas y bisexuales y mujeres trans en las diferentes esferas de la sociedad española.
También necesitamos referentes en el entorno más cercano, no solo en las altas esferas. Es el déficit de visibilidad de las mujeres en general de por sí, de forma histórica. En el caso de las mujeres trans están mucho más discriminadas y el simple hecho de salir a la calle implica recibir insultos, desprecios y sufrir discriminación de forma cotidiana. Tienen internalizada esa discriminación ya de por sí y, sobre todo, en su etapa de transformación.
Diriges el Observatorio español contra la LGBTFobia, ¿cuál es su función?
Recogemos todo tipo de actos de LGBTFobia que aparecen en los medios de comunicación en España y luego hacemos un mapeado por comunidades autónomas y por tipo de incidentes.
Pero sigue siendo una cifra muy baja. En 2018 el Ministerio de Interior apenas ha contabilizado 1.598 incidentes en toda España, 259 de ellos por orientación sexual e identidad de género...
Hay provincias donde no se ha denunciado ningún delito de odio, ¿eso que quiere decir que no existen? Lo que seguramente ocurra es que la población no está sensibilizada para denunciar. También creemos que se debe mejorar la formación de la policía para que, cuando se denuncie, lo señalen como delito de odio. No es lo mismo la Policía de Madrid, que está muy formada, a la de otras comunidades autónomas.
En el caso de la Policía Local depende. Existen unidades pioneras como es la Unidad de Gestión de la Diversidad de Madrid, que se está replicando en otras ciudades. Es la mejor forma para acompañar a las víctimas y que sea más fácil denunciar este tipo de incidentes. El trato en estas unidades es excelente.
También está LGTBIpol. En Colegas hemos firmado un convenio de colaboración con este colectivo que aglutina a policías, guardias civiles y policías LGBT que están concienciando a sus compañeros y que pueden hacer una labor muy importante en este tema.
Destacáis la importancia del agravante...
Lamentablemente, se utiliza con cuentagotas. Por eso exigimos una ley de igualdad de trato.
Esta desigualdad también se manifiesta en forma de edadismo, discriminación por edad.
La discriminación por edad se da muchísimo dentro del propio colectivo LGBTI, donde tenemos lo que se llama "endodiscriminación", jóvenes con mayores. Hay personas que han sufrido graves rechazos en otras épocas, donde no era posible salir del armario. Hay que recordar que hasta el año 1978 era delito ser homosexual en España.
Colegas desarrolla ahora un proyecto que consiste en impartir formación en centros de día y residencias de ancianos; formamos a quienes cuidan para que puedan sensibilizar.
Más información:
Programa #SinOdio, subvencionado por el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social.