¿Qué es el liderazgo? ¿Es diferente ser jefe/a y líder? ¿Qué características tiene? ¿Nace o se hace? ¿Qué tipos de liderazgos hay? ¿Hay un estilo propiamente femenino? ¿Qué es el liderazgo positivo? Sobre todas estas cuestiones charlamos y reflexionamos ayer en el taller online 'La nueva empresa: liderazgo positivo', del Programa Cuidat+, junto a Mariló Baños Balsera, técnica en Igualdad, diplomada en Ciencias Empresariales y facilitadora de múltiples iniciativas de autoempleo, coaching, desarrollo local...
Partimos de la base de que cualquier organización necesita una persona que la dirija. Ahora bien. Un jefe/a puede ser jefe o líder, pero no necesariamente un jefe es un líder ni una líder es una jefa. La diferencia está en la autoridad que ejerce.
Una jefa recibe su autoridad de la posición jerárquica que ocupa. La empresa la ha situado al frente del equipo; sin embargo, el líder/lideresa recibe su autoridad del propio equipo. Una jefa puede dirigir un equipo por su autoridad o cargo, pero puede ocurrir que no sea capaz de motivarlo y obtener el máximo rendimiento. El primer trabajo de una lideresa es definir la visión, la imagen de la empresa a largo plazo y señalar hacia dónde se dirige la organización.
El liderazgo es la capacidad de transformar esa visión en realidad.
La palabra líder viene del inglés leader, que significa guía y es aquella persona que tiene la capacidad de influenciar y tener autoridad sobre un grupo. ¿Cómo podemos identificarlo? Por ejemplo, porque maneja muy bien la comunicación, reconoce el trabajo bien hecho, es cordial, amable, delega tareas, motiva, inspira confianza y tiene capacidad de negociación.
¿Nace o se hace? Existen varías teorías; una de ellas defiende que se nace líder/lideresa, y se asocia el liderazgo con el carisma y con unos atributos innatos. Se llama teoría de la personalidad o de los rasgos. Otras señalan que el liderazgo se aprende y está basado en la efectividad del líder. Se asume como una responsabilidad y no un privilegio y genera confianza en sus seguidores. Sería el resultado de un largo proceso de educación, de formación, experiencia y capacitación.
La diferencia entre ser jefe y ser líder es que el primero manda y ordena, mientras que un líder aconseja y guía.
Hay varios tipos de liderazgo y en este taller analizamos tres tipos básicos: el autoritario, el participativo o democrático y el liberal o permisivo. Ahora cada vez se está integrando más la inteligencia emocional en las organizaciones, lo que potencia la creatividad, las habilidades... Está demostrado, subrayó Baños, que es más efectiva que la inteligencia racional. Cuando sentimos una emoción se genera una acción, un movimiento. Sin embargo, la cultura nos anima a veces a no mostrar las emociones. Por ejemplo, a no llorar en público, a no enfadarnos... Sin embargo, hay que trabajar las competencias emocionales.
El concepto de liderazgo emocional fue acuñado por Daniel Goleman, Richard Boyatzis y Annie McKee en su libro Primal Leadership. En él, hablaban de seis tipos de liderazgo emocional. Todos pueden desarrollarse con esfuerzo e implicación y están basados en la comprensión de las emociones de otras personas.
Goleman destaca además el vínculo entre felicidad y productividad. Este vídeo de Joaquín Viñas Galán sobre el liderazgo positivo te dará más claves:
Del liderazgo positivo se encarga la psicología organizativa positiva (POP). El pionero fue el psicólogo Martin Seligman y estudia cómo conseguir un funcionamiento óptimo en la organización, potenciando las fortalezas personales, para obtener el máximo desarrollo y éxito. No en vano, a líderes/lideresas positivos también se les llama líderes emocionales. Según algunos estudios, repercute de forma directa en una mayor competitividad y productividad. Un líder puede llegar a influir hasta en un 70% en el clima del equipo. A su vez, el clima del equipo puede repercutir hasta un 30% en la productividad, según un estudio de Daniel Goleman.
Por tanto, para conseguir buenos resultados es importante que se ejerza un liderazgo positivo, logrando un beneficio propio y para el grupo, destaca la facilitadora de la sesión.
Se traduce en una serie de puntos: igualdad de trato, fomento de la participación, apuesta por la felicidad laboral, comunicación diaria, reconocimiento de esfuerzos y logros, celebración de resultados, crítica constructiva, motivación... Es fundamental, por supuesto, visibilizar el talento femenino en las empresas, que contribuye a la reputación de la organización y a las propias directivas y es clave para avanzar en el camino hacia la igualdad. Las empresas deben ser agentes de cambio, romper estereotipos e inspirar a las generaciones más jóvenes, insiste.
Aquí puedes consultar algunas buenas prácticas:
Muchas gracias a Marisol Baños y a todas las personas que nos acompañaron en este taller.
Programa CUIDAT+ Salud y perspectiva de género, subvencionado por el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social.
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