COLUMNA DE OPINIÓN
Esa es la pregunta que me hago tras conocer la terrible situación en la que ha quedado Joan, el niño al que dieron en preadopción, hace cuatro años, a una familia valenciana.
Las imágenes que hemos visto en los medios de comunicación, las declaraciones de los padres, la carta de la madre biológica... Todo ello nos permite ponernos en su piel.
Y ahora, ¿qué? Es lo primero que pensarán Alberto y Noelia, los padres preadoptivos de Joan. Ellos han dado su vida por el pequeño desde hace cuatro años, cuando lo acogieron en su familia pensando que "llegaba para quedarse".
¿Qué van a hacer ahora con la habitación, con los juguetes, con la mochila del colegio de Joan? Y ahora, ¿qué van a hacer con los besos, cuentos, caricias, regañinas y carantoñas que tenían reservadas para "su hijo"?
Y ahora, ¿qué? ¿Tienen que esperar a que decida otro tribunal o llamar a más medios de comunicación? Ahora, ¿qué pueden hacer?
Y ahora, ¿qué? Pensará también María José, la madre biológica de Juan Francisco -como ella lo llama-. Ella que le dio la vida, pero a quien no ha visto desde hace cuatro años.
¿Qué hago con este niño, mi hijo, que no me conoce? Que habla valenciano y yo no lo entiendo.
¿Cuál será su comida favorita? ¿Tendrá alguna alergia? ¿Cómo me gano su cariño y detengo el llanto cada vez que recuerde a "sus padres" Alberto y Noelia? Y ahora, ¿qué hago para mantener a mi hijo y cómo evito que otra resolución judicial me lo quite?
Y ahora, ¿qué? Se preguntará el pequeño Joan o Juan Francisco -ni siquiera lo llaman por el mismo nombre-.
¿Por qué me traen aquí si solo hay gente mayor a quien no conozco? ¿Por qué me dejan mis papás con esta señora? Y ahora, ¿qué hago si no conozco a nadie?
Quizá no sepa poner nombre a los sentimientos, pero no es difícil imaginar que sentirá miedo, soledad, desprotección...
Y ahora, ¿qué? ¿Cuándo veré a mis amigos? ¿Cuándo jugaré en mi cole? ¿Dónde están todas las personas a las que quiero?
Cuatro son las personas afectadas (Alberto y Noelia, María José y Joan), pero quien se lleva la peor parte es, sin duda, el pequeño.
Los españoles hemos construido, entre todos, el Estado de Derecho y Bienestar. Es un gran logro del que nos sentimos muy orgullosos.
Sabemos que contamos con una legislación y una administración pública que nos protege, especialmente a los más débiles. En este caso, el débil es el niño: Joan.
Los derechos de los padres preadoptivos -reflejados en el dolor que expresan en los medios de comunicación- y los derechos de la madre biológica -recogidos en una carta en la que nos relata su terrible historia personal- no deben desviarnos de la defensa de los verdaderos derechos que están en juego: los derechos del menor, y es ahí justamente donde el sistema ha fallado.
¿Alguien imagina o puede soportar, por un segundo, lo que estará viviendo ese niño? Fue arrancado en menos de 24 horas de su hogar y esa injusticia marcará su vida por siempre.
Si, según cuenta María José en su carta, ella sufrió terriblemente los errores del sistema, no creo que arrancar de la noche a la mañana a un niño de los brazos de quienes considera sus padres sea la mejor manera de enmendar el error.
El pasado año 2015 se aprobó y entró en vigor la Ley de la Infancia y Adolescencia, que ponía solución a situaciones como ésta y parecidas. Por lo tanto, no hay un vacío legal, quizá un problema de sensibilidad del juez encargado del caso.
Pero ahora, ¿qué hacemos nosotros? Quienes leemos, observamos, opinamos...
Pues estudiar con detenimiento la Ley de Adopciones, reunirnos con las asociaciones afectadas, ver las posibles mejoras que se hayan hecho en otros países, ayudar a que se cumpla la Ley de la Infancia y Adolescencia y proteger al más débil. Siempre al niño.
CARMEN FÚNEZ, secretaria general de Mujeres en Igualdad
Twitter @carmenfunezdg